(Dedicado a Juan Bolívar Díaz)
La actitud de indiferencia a la política por gran parte de juventud es una preocupación mundial. A muchos le importa poco lo que dicen y hacen los políticos, incluso se consideran apolíticos.
El apolítico es una persona que manifiesta indiferencia o desinterés sobre la política, generalmente no vota, ni participa en la actividad política. El diccionario de la Real Academia Española lo define como ajeno a la política.
Prefiero sumarme a quienes piensan que nadie es apolítico, sino que pudiera ser apartidista. Y es que el hecho de estar en desacuerdo con la forma en que se ejerce la política, o en cómo los partidos políticos tradicionales hacen política, es precisamente una postura política, constituye un rechazo a lo establecido.
El problema es que ese rechazo que tiene gran parte de la juventud no se ha convertido en una fuerza política con vocación de poder, y el reciente resultado electoral parece indicar que la juventud dominicana permanecerá indiferente por un tiempo que no sabemos su duración.
Por eso no es casual que en las pasadas elecciones presidenciales, una gran parte de ella votara por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y otra optara por la abstención.
A pesar de que existen jóvenes indiferentes a la política, los y las dirigentes de partidos políticos siguen con anticuadas retóricas, no asumiendo la autocrítica para replantear nuevas formas de hacer política y así lograr sumar a este acrecentado sector.
Ahora bien, es pertinente determinar cuáles son las causas de esta actitud indiferente de la juventud hacia la política. ¿No será una de ellas porque el accionar de los políticos se divorcia de sus discursos? ¿La apatía no es motivada por la exclusión de la juventud en la toma de decisiones políticas? ¿No estarán cansados de las mentiras y engaños de quienes dicen representarlos y piensan resolver su problema personal como puedan? Responda usted estimado lector éstas preguntas.
De mi parte planteo que urge reivindicar la política. “La política no es una especulación; es la ciencia más pura y digna después de la filosofía de ocupar las inteligencias nobles”, afirmó una vez nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte.
La política se sustenta en ideas, propuestas y acciones para obtener o mantener el poder con el fin satisfacer necesidades ciudadanas, porque el poder pertenece a éstos.
Para hacer política no es necesario estar en un partido político. Se hace política también en una junta de vecinos, fundación, asociación u Organización No Gubernamental (ONG), cuando se reclaman derechos y obligaciones.
Con indiferencia política no lograremos la libertad que anhelamos, sino todo lo contrario, contribuimos a que todo permanezca igual o peor, le abrimos la puerta a una nueva dictadura política.
Una vez dijo Platón que “el castigo que los hombres buenos tienen que pagar por no estar interesados en la política es ser gobernados por hombres peores que ellos mismos"
La juventud que es indiferente a la política pierde un espacio en la sociedad. Es ineludible tomar conciencia del concepto de ciudadanía para que los jóvenes dejemos ser representantes del pasivismo.
La actitud de indiferencia a la política por gran parte de juventud es una preocupación mundial. A muchos le importa poco lo que dicen y hacen los políticos, incluso se consideran apolíticos.
El apolítico es una persona que manifiesta indiferencia o desinterés sobre la política, generalmente no vota, ni participa en la actividad política. El diccionario de la Real Academia Española lo define como ajeno a la política.
Prefiero sumarme a quienes piensan que nadie es apolítico, sino que pudiera ser apartidista. Y es que el hecho de estar en desacuerdo con la forma en que se ejerce la política, o en cómo los partidos políticos tradicionales hacen política, es precisamente una postura política, constituye un rechazo a lo establecido.
El problema es que ese rechazo que tiene gran parte de la juventud no se ha convertido en una fuerza política con vocación de poder, y el reciente resultado electoral parece indicar que la juventud dominicana permanecerá indiferente por un tiempo que no sabemos su duración.
Por eso no es casual que en las pasadas elecciones presidenciales, una gran parte de ella votara por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y otra optara por la abstención.
A pesar de que existen jóvenes indiferentes a la política, los y las dirigentes de partidos políticos siguen con anticuadas retóricas, no asumiendo la autocrítica para replantear nuevas formas de hacer política y así lograr sumar a este acrecentado sector.
Ahora bien, es pertinente determinar cuáles son las causas de esta actitud indiferente de la juventud hacia la política. ¿No será una de ellas porque el accionar de los políticos se divorcia de sus discursos? ¿La apatía no es motivada por la exclusión de la juventud en la toma de decisiones políticas? ¿No estarán cansados de las mentiras y engaños de quienes dicen representarlos y piensan resolver su problema personal como puedan? Responda usted estimado lector éstas preguntas.
De mi parte planteo que urge reivindicar la política. “La política no es una especulación; es la ciencia más pura y digna después de la filosofía de ocupar las inteligencias nobles”, afirmó una vez nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte.
La política se sustenta en ideas, propuestas y acciones para obtener o mantener el poder con el fin satisfacer necesidades ciudadanas, porque el poder pertenece a éstos.
Para hacer política no es necesario estar en un partido político. Se hace política también en una junta de vecinos, fundación, asociación u Organización No Gubernamental (ONG), cuando se reclaman derechos y obligaciones.
Con indiferencia política no lograremos la libertad que anhelamos, sino todo lo contrario, contribuimos a que todo permanezca igual o peor, le abrimos la puerta a una nueva dictadura política.
Una vez dijo Platón que “el castigo que los hombres buenos tienen que pagar por no estar interesados en la política es ser gobernados por hombres peores que ellos mismos"
La juventud que es indiferente a la política pierde un espacio en la sociedad. Es ineludible tomar conciencia del concepto de ciudadanía para que los jóvenes dejemos ser representantes del pasivismo.
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