martes, 1 de diciembre de 2009

Ciudadan@, levántate y anda


Por: José Carlos Nazario

En las democracias modernas cada ciudadano y ciudadana tiene derecho a pertenecer a varias organizaciones privadas o de voluntarios, e incluso a los grupos de interés que intentan influir de alguna manera en la política pública y convencer a los funcionarios de sus puntos de vista.

Muchos grupos de interés tradicionalmente se han organizado en torno a temas económicos; los grupos de empresarios, los de productores agrícolas y los sindicatos tienen todavía una influencia poderosa en la mayoría de los sistemas democráticos.

Es esta incidencia que podríamos considerar desmedida, la que debe incentivar a sectores que, por no tener los recursos, se quedan rezagados y que si, en cambio, se empaparan con las fortalezas del organizing, podrían llevar adelante excelentes campañas en beneficio de su sector.

Si las cuestiones que importan al ciudadano común siguen en manos del poder político, que se condiciona a sí mismo en un círculo vicioso, la ciudadanía terminará abandonando cualquier tipo de esperanzas y el futuro, de ser incierto, se dirigiría a la certidumbre de una crisis social que pudiera desembocar en el deterioro de la democracia y su eventual sustitución por otras formas de control político menos deseables.

El ciudadano es, entonces, con su participación activa, quien está llamado a regenerar su condición, desprendiéndose de su antigua dependencia e impulsando un cambio de rumbo.

¿Y el conocimiento qué?


Por: Millizen Uribe

Que en pleno siglo XXI una sociedad dedique toda su atención al chachareo político e ignore totalmente todo lo que tenga que ver con conocimiento científico y cultura es algo por demás preocupante.

El conocimiento es importante. En ocasiones es más determinante que el dinero, para tener un buen nivel de vida. Sin embargo, una de las tantas cosas que se ha descuidado, o que nunca ha interesado a las diferentes autoridades dominicanas, instituciones publicas y privadas, medios de comunicación y a la sociedad en general es tener canales y herramientas para que la población en general tenga acceso al conocimiento.

Y no hablo de la precaria educación que se imparte en muchas escuelas, colegios, institutos y universidades, donde para aprobar la materia basta con repetir como un papagayo lo que dice el maestro o lo que escribió tal autor. ¡No! Hablo de las inferencias personales que emanan de la real aprehensión que el sujeto cognoscente hace del objeto conocido. De un espíritu crítico y reflexivo en torno a objetos y hechos sociales y naturales.

También hablo de la cultura, del disfrutar ir al teatro, pero al buen teatro no a las comedias sin sentido que mucha veces embardunan las carteleras, a la Cinemateca y ver una buena película, a un parque y esparcirnos, de ir a la Librería y escuchar una conferencia, formar parte de una tertulia o simplemente leer un buen libro.

Hablo de apreciar más que las novelitas rosas y los conciertos masivos. Hablo de todo un estilo de vida que trasciende el constante seguimiento a politiqueros descarados y entretenimiento por entretenimiento.

Me refiero a ¡Vivir! con dignidad y calidad. A tener educación, salud, alimentación, vivienda, seguridad ciudadana. Definitivamente hablo de otro modo de vida, de otros políticos, de otros ciudadanos y ciudadanas. Hablo de otro país.

Desempleo juvenil II


Por: Guillermo Peña Capellán

Recientemente, en Argentina se celebró una reunión de Ministros de Trabajo donde se establecen los parámetros principales para disminuir el desempleo mundial, mejorar las condiciones de trabajo y garantizar un empleo digno.

Producto de ese encuentro, se eligió a la República Dominicana como país presidente de la Comisión de Trabajo Decente.

Los objetivos generales de dicha comisión son promover una remuneración adecuada e impulsar políticas públicas que mejoren las condiciones de las y los trabajadores.Garantizar un trabajo decente (o más bien digno), es la meta principal que ha trazado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para enfrentar la crisis económica mundial.

Sin lugar a dudas, la economía dominicana sufre los efectos de la crisis mundial, pero esta se agrava por el ineficiente uso del gasto público del gobierno dominicano. Y es que ya nos estamos acercando al 15% del desempleo formal, según cifras oficiales del Banco Central.

Dos políticas públicas concretas para disminuir los altos niveles de desempleo juvenil son:

1. Incentivar con bajos intereses fiscales y crediticios la creación de pequeñas y medianas empresas de bienes y servicios.

2. Vincular los programas educativos en las escuelas técnicas y las universidades con lo que demanda el mercado laboral dominicano.

Ojalá que podamos entender la magnitud de este problema y logremos encaminar esfuerzos para mejorar estos índices discriminadores y abusivos.

Esperamos del Secretario de Trabajo, Max Puig, que defienda los intereses de las y los trabajadores por encima de los grupos económicos empresariales, sobretodo haciendo énfasis en la discriminación laboral en la juventud y los adultos de edad avanzada, por ser estos los más vulnerables.