miércoles, 21 de enero de 2015

Libertad de expresión vs. Virgen de la Altagracia y Mahoma

Imagen: http://www.educacionenred.pe/noticia/?portada=65132 
Escrito por: Guillermo Peña

La campaña mundial en apoyo a los caricaturistas de la revista francesa Charlie Hebdo ha generado un importante debate sobre la libertad de expresión y sus límites. Muchos musulmanes consideran que las caricaturas que realiza ese semanario son ofensivas y que se burlan de su símbolo religioso principal, Mahoma.

El vestido de la Miss República Dominicana con el diseño de la Virgen de la Altagracia ha generado por igual un debate nacional sobre si es ofensivo o no para los católicos que se utilice la imagen de la virgen. A continuación vamos a analizar estos dos hechos para determinar la delgada línea entre lo que constituye o no la libertad de expresión.

La libertad de expresión y la libertad de conciencia y de cultos son derechos fundamentales. Toda persona tiene derecho a expresar libremente lo que piensa por el medio que considere, y también tiene derecho a elegir la religión que quiera o simplemente ser ateo. El tema es si ambos derechos fundamentales tienen o no  límites. Confundir libertad de expresión con decir todo lo que se quiera puede caer en conflicto con otro derecho.

El discurso de odio está prohibido. El artículo 20.2 del Pacto de los Derechos Civiles y Políticos prohíbe «toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia».

Si bien es cierto que nada justifica que asesinaran a los caricaturistas y que es condenable que se asesine a otra persona por una caricatura, no es menos cierto que burlarse y discriminar a los musulmanes mediante su símbolo religioso, Mahoma, no debe ser aplaudido si queremos vivir en un mundo en paz. «El respeto al derecho ajeno es la paz» dijo una vez Benito Juárez.

Respecto a la imagen de la Virgen de la Altagracia en el vestido de la Miss República Dominicana, aunque los hechos no son comparables, el fondo de la discusión de si es ofensivo o no utilizar la imagen de la Virgen es igual. Para los católicos la Virgen de la Altagracia es un símbolo y para los musulmanes Mahoma lo es.

De manera personal pienso que el diseño del vestido de la miss no se burla de la Virgen de la Altagracia ni es una ofensa, pero algunos católicos piensan que sí y otros dicen que no debió utilizarse su símbolo religioso porque es sagrado.

En relación al semanario Charlie Hebdo aclaro nuevamente que nada justifica el asesinato de los caricaturistas. Condeno el hecho totalmente porque es una expresión de fanatismo e intolerancia. Lo que no puedo es solidarizarme con una revista que se burla, discrimina y fomenta estigmas y prejuicios raciales y religiosos.

Para concluir me surgen algunas preguntas para que quien lee estas líneas las reflexione y responda. ¿No hay límites a la libertad de expresión? ¿Debe la justicia permitir que una revista discrimine y fomente el odio contra los musulmanes? ¿Es correcto utilizar los símbolos religiosos para burlarse y/o discriminar? ¿Los símbolos religiosos no deben utilizarse para otros fines porque son sagrados? ¿Prohibir utilizar los símbolos religiosos no es limitar la libertad de expresión?

¿Por qué no soy Charlie?

Imagen: Revista Charlie Hebdo

Escrito por: Aldo García 

En los últimos días, se ha producido una campaña «Yo soy Charlie» tanto en las marchas como en las redes sociales, por una supuesta violación a la libertad de expresión. Estas líneas tratarán de explicar, en mi caso particular, las razones por las que yo no soy Charlie.

El semanario Charlie Hebdo publicó una caricatura de Mahoma con el Corán en sus manos que reproducía el siguiente mensaje: «Esto es una mierda, no para las balas». Tal caricatura es ofensiva pues incita a la discriminación a los musulmanes, ya que envía el mensaje de que los musulmanes son terroristas y, peor aún, se burla de Mahoma, su profeta, lo que es un ataque a la comunidad musulmana.

Tal caricatura no es libertad de expresión, sino que constituye un discurso de odio. El artículo 20.2 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos prohibe «toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia».

Tal discriminación conlleva ciertos problemas, especialmente en Francia, porque ataca no sólo a los musulmanes, sino también al grupo étnico árabe, que no necesariamente son musulmanes, aunque sí en su mayoría, por lo que no se estaría integrando a las minorías étnicas ni se estaría respetando la diversidad cultural.

El gran problema de este caso es que se fomente una actitud discriminatoria contra el grupo étnico árabe y contra los musulmanes en Francia, que no les permita integrarse en lo social, económico y cultural. Según el artículo 2.1 de la Convención Internacional sobre la  Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial, «los Estados partes condenan la discriminación racial y se comprometen a seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación racial en todas sus formas y a promover el entendimiento entre todas las razas».

Aunque la Convención no hace inclusión de la religión en el concepto de discriminación racial, bien se podría vincular a la etnia árabe con la religión musulmana. Además, el artículo 14 del Convenio Europeo sobre Derechos Humanos establece que «el goce de los derechos y libertades reconocidos en el presente Convenio ha de ser asegurado sin distinción alguna, especialmente por razones de sexo, raza, color, lengua, religión, opiniones políticas u otras, origen nacional o social, pertenencia a una minoría nacional, fortuna, nacimiento o cualquier otra situación».

La salvedad es que la Directiva 2004/38/CE del Parlamento Europeo y del Consejo,  del 29 de abril, relativa al derecho de los ciudadanos de la Unión y de los miembros de sus familias a circular y residir libremente en el territorio de los Estados miembros, excluye su aplicación a la discriminación por nacionalidad, reconociendo únicamente el derecho a entrar y residir en otros Estados miembros de la Unión Europea a los ciudadanos de alguno de los Estados miembros de la Unión. Esta aclaración es pertinente, pues afecta a los inmigrantes musulmanes.

Volviendo a la caricatura, el atentado terrorista es condenable y no hay razón que pueda justificar tal acto. Pero, ¿hasta qué punto tal atentado impone al Estado francés la obligación de tomar medidas positivas para garantizar una expresión que constituye un discurso de odio?
Es cierto que la libertad de expresión, como derecho fundamental que es, acarrea obligaciones positivas y negativas por parte del Estado. La obligación negativa es la de abstenerse a censurar la libertad de expresión, pero como hemos dicho, también existen obligaciones positivas.

Al respecto, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sobre el derecho al respeto a la vida privada y familiar, en el caso X e Y contra Países Bajos, de fecha 26 de marzo de 1985, ha expresado que «no obstante que el propósito del artículo 8 (de la Convención Europea de Derechos Humanos) es esencialmente la protección de los individuos contra la acción arbitraria de las autoridades públicas, eso no significa que el Estado sólo se abstenga de actuar en esa forma; además de su obligación negativa, también hay obligaciones positivas inherentes al respeto efectivo de las personas y de las familias».

Entonces, ¿debe el Estado francés tomar medidas positivas para garantizar que se siga publicando caricaturas que destilan odio contra los musulmanes? Mi opinión tajante es no, porque el discurso de odio no es libertad de expresión, es traspasar los límites de tal derecho y hacerlo sería desintegrar a las minorías étnicas. Por tales razones, yo no soy Charlie, eso sí, que conste que condeno el terrorismo en todas sus formas.

martes, 6 de enero de 2015

¿Con qué autoridad moral?

Por: Millizen Uribe

Lo legal es un factor predominante en el análisis político, social y económico de la República Dominicana. El cumplimiento de las leyes suele invocarse con regularidad. Mas, lo legítimo, entendido como la justificación ética de la ley, del poder y de la autoridad, brilla por su ausencia.

Lo mismo sucede con la autoridad moral, un concepto central para pensadores como Émile Durkheim, uno de los padres fundadores de la sociología, para quien el tema de la autoridad moral era en sí el problema sociológico.

Sociedades desorganizadas como la dominicana podrían tener el origen de uno de sus males en la falta de autoridad moral de sus gobernantes. Bertrand Russell señala que en el marco del desarrollo de las sociedades prehistóricas el elemento de la autoridad surgió de manera natural, a partir de dinámicas sociales de ese entonces.

Sin embargo, el mismo Russell cuestiona el origen y la finalidad del poder que los gobernados dan a los gobernantes para que se erijan en autoridades y cómo esto afecta la autonomía individual. Esto es cómo cedemos nuestra libertad individual y nos abocamos a “un contrato social” con autoridades que, al no cumplir con las funciones para las que fueron elegidas, adolecen de autoridad moral y hasta de legitimidad.

En la postmodernidad, se impone la lógica mecanicista y se cuestiona poco. Sin embargo, escándalos como el reciente caso de la Dirección Antinarcóticos de la Policía (Dican), donde se habla de la “desaparición” de más de 1,200 kilos de cocaína, que involucra a varios oficiales y dos fiscales adjuntos, dan pie para repensar la autoridad moral de los funcionarios dominicanos.

Los administradores públicos son los primeros en promover la cultura de incumplimiento a la ley al, por un lado, establecer un sistema de privilegios y constantes excepciones para ellos, y, por el otro, al no adaptarse a las normativas, como suele suceder con decenas de leyes, y aquí vale recordar la denuncia del incumplimiento de la ley de Declaración Jurada de Bienes.

Si las personas elegidas para cumplir y hacer cumplir las leyes son las primeras en incumplirlas, ¿con qué autoridad moral han de reclamar a la colectividad?

Henry David Thoreau introdujo el concepto de la desobediencia civil como señalamiento de que el apego a leyes de manera irrestricta no es correcto, sino que debe darse sobre la base de la justicia. En mi opinión lo mismo sucede con las autoridades.

En el país el ejercicio de la autoridad y el poder debe darse de manera ética para que tenga sustento moral. De lo  contrario ninguna autoridad merece el reconocimiento del pueblo y ningún dirigente o actor político, el voto. 


Corrupción y sociedad

Por: Pedro Almonte 

Vivimos tiempos en que la información está a la distancia de un click. Conocer de un tema cualquiera se hace ciertamente fácil, por esta razón no se puede pretender actuar a la sombra y pensar que nada se sabrá.

Se oye hablar de corrupción, impunidad, transparencia, pero realmente, ¿Desde cuándo somos corruptos? ¿Quiénes son los corruptos? Podemos empezar diciendo que es probable que hayan corruptos en nuestro país, que es casi seguro que en este “selecto” grupo (Los Corruptos) no solo hayan políticos, sino que también habrá empresarios y hasta gente de a pie, que comulga, vive y apoya los actos de corrupción a cambio de un empleo o de un favor en menor o mayor escala.

La corrupción en nuestro país no se origina hace ocho años, ni hace doce, ni siquiera hace cincuenta años, para tener una idea de por qué somos corruptos, vamos a citar un ejemplo de la colonización española.

El matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla fue a nivel político una alianza estratégica que permitió la unión de ambos reinos, lo que conllevó a la formación del Gran Imperio Español,  pero para lograr esto hubo que incurrir en un acto de corrupción (se falsificaron actas), ya que los reyes eran primos y estaba prohibido la unión matrimonial de personas con algún grado de consanguineidad. Esas prácticas fueron comunes de generación en generación, y violar las leyes, falsificar documentos y mentir era válido para obtener dinero y poder al precio que sea.

Los colonizadores españoles de entonces que no eran precisamente nobles adinerados, sino que eran hidalgos empobrecidos, ex presidiarios y algunos bachilleres que vinieron con el solo interés de enriquecerse de forma fácil y rápida para retornar a España con un estatus económico y social mejor. Muchos de ellos no volvieron, entonces los colonos de manera silente renegaron de la corona bajo la consigna “Dios está en el  cielo, el rey está lejos y yo mando aquí”.

Trasladándonos a los tiempos en que vivimos, vemos que en sólo dos años en España hay más de 300 corruptos sometidos a la justicia, entre ellos políticos, banqueros y empresarios del más alto nivel, esto ha tenido como consecuencia el descreimiento de la sociedad en los partidos políticos tradicionales y el surgimiento de un movimiento emanado desde el mismo corazón del pueblo.

Venezuela, el surgimiento años atrás de la Revolución Bolivariana, que caló gracias al también hastío de la población por los actos de corrupción en gobiernos anteriores es otro ejemplo. Lo mismo ocurre en Brasil debido a que se tambalea el gobierno actual por actos de corrupción en Petrobras. Los pronunciamientos de inconductas éticas que enfrenta el gobierno de  Enrique Peña Nieto en México también se le suman a esto, y así incontables hechos de la misma estirpe en toda Latinoamérica.

Ante ese panorama, la sociedad dominicana jugará un papel cómplice a este flagelo, sancionará los actos de corrupción comprobados o simplemente hará como diría Vincent de Gournay: dejar hacer, dejar pasar, el mundo va solo.

viernes, 2 de enero de 2015

Escenarios electorales 2015-2016

                                                    Por: Guillermo Peña Capellán

La campaña política en el país no para. Por eso desde ya, la gente está cansada de tantas vallas publicitarias y politiquería barata en los medios de comunicación. Es una vergüenza que el rol de la Junta Central Electoral (JCE), de regular el período de campaña como establece la Ley Electoral No. 275-97, año tras año se ha convertido simplemente en  letra muerta. 

Y ahora que estamos en un año pre-electoral es muy difícil que se regule.  A menos que se vea mayor voluntad política este año, todo parece indicar que volverá a quedarse en el tintero la Ley de Partidos y la reforma a la Ley Electoral. Los partidos tradicionales no quieren reglas que les regulen.

Los escenarios electorales todavía no están definidos. En las manos del presidente Danilo Medina está la decisión de promover una reelección, apoyar a Reinaldo Pared o a Leonel Fernández. En febrero, en el discurso ante la Asamblea Nacional el presidente podría anunciar su decisión.

Es un riesgo para el presidente Medina y para el PLD apoyar a Leonel Fernández. Su tasa de rechazo es muy alta y podría reflejarse un voto en contra inimaginable. El escenario ideal para el PLD es la reelección, pero esta no puede lograrse sin en el apoyo de Fernández para modificar la constitución. Y el otro escenario es que el presidente Medina apoye a Reinaldo Pared. Todo parece indicar que habrá una primaria electoral en el PLD de Leonel vs Reinaldo. ¿A quién apoyará el presidente Medina?


El escenario en el PRM está más claro. O se impone Hipólito Mejía o gana Luis Abinader. ¿Qué le conviene al PRM? Apostar al futuro con Abinader. Esto debido a que la tasa de rechazo de Hipólito sigue siendo muy alta. Ahora bien, no es cierto que Abinader le gana fácil a Mejía y mucho menos en un proceso electoral de un nuevo partido que tiene como reto realizar una imparcial convención o primaria nacional.

Los votos del PRD y PRSC dividirán un poco el electorado de ir solos en primera vuelta, pero no tienen candidatos para competir con el PRM ni con el PLD. EL PRD y el PRSC en una segunda vuelta simplemente podrían ser partidos bisagra del PLD.

En los partidos alternativos, Guillermo Moreno sigue siendo el más apoyado, pero le urge una candidatura vicepresidencial fuerte y candidaturas congresuales/municipales potables. Un acuerdo entre Minou Tavárez Mirabal, la Alianza por la Democracia (APD) y otras fuerzas emergentes es necesario para sumar y presentarle al electorado una tercera opción política nueva y con vocación de poder. De lo contrario es muy difícil lograr siquiera un 5% del electorado.


Es una pena que 16 años después la sociedad dominicana todavía se debata entre Leonel e Hipólito. Ambos con gobiernos desastrosos. Esto demuestra dos cosas: cuán grande es nuestro atraso político, y que, seguimos siendo una democracia caudillista.