lunes, 24 de noviembre de 2008

Gomorra o el precio de vivir a la moda


Por: José Carlos Nazario

Roberto Saviano es un joven periodista y escritor italiano que se jugó la vida por sacarse de las entrañas una historia. Un día, mientras caminaba por el puerto de Nápoles, el autor vio como se abría accidentalmente un contendor y desde su interior caía una lluvia de cadáveres. Aquella imagen se quedaría en su sesera hasta producir el libro que le ha costado el precio de su libertad.

La obsesión por esta imagen lo empujó a perseguir las huellas del contenedor hasta encontrarse con la existencia de un mundo paralelo: la industria de la moda italiana, que se forja sobre la base de la esclavitud de miles de inmigrantes chinos. En condiciones inhumanas trabajan bajo tierra controlados por mafias criminales. De ahí nació Gomorra, el libro que desentraña secretos de grandes capitales en toda Europa.

Ahora Saviano está condenado a muerte. La Camorra, o “el sistema” que opera falsificando ropa, videojuegos, prendas y otros productos que han llegado incluso a abastecer los armarios de Hollywood, sentenció que el joven escritor no llegará vivo al 2009.

Estas líneas son un gesto solidario y a la vez un llamado a quienes gustan de vestir marcas pomposas. El vanidoso coqueteo con la moda se ha anotado más muertes que el terrorismo contemporáneo y muchas dictaduras criticadas por los amantes de las sociedades de consumo. Nadie dice nada.

Obama, discurso y cambio


Por: Guilermo Peña Capellán

El discurso del primer negro-afroamericano-isleño en alcanzar la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica aclara muchas dudas concernientes a su futuro mandato, por ello permítanme citar y comentar mi visión sobre sus palabras.

“Sé que no lo hicieron para mí, lo hicieron porque entienden la magnitud de la tarea porvenir.”

Al parecer está conciente de que su victoria no se debió solamente a su liderazgo carismático y utópico, sino también a la crisis financiera y económica que sacude a EE.UU. y al repudio a las grandes pérdidas humanas y económicas en las guerras de Irak y Afganistán. Sabe que las circunstancias lo ayudaron mucho.

“El camino que nos espera es largo, la subida será empinada, no lo haremos en un año ni en un mandato, pero EE.UU. quiero decirles que nunca tuve más esperanza que esta noche de que vamos a ser mejor, de que vamos a llegar como pueblo unido.”

Aquí expresa su visión de lo que le espera para enfrentar los cambios que prometió. Lo califica de largo y empinado. No descarta un segundo mandato para concretizar los cambios necesarios. Además, trata de calmar las expectativas creadas para no desilusionar a sus votantes, motivándoles a seguir la lucha de manera unida y perseverante. Piensa positivo a pesar de los problemas.

“Habrá reveses, pasos falsos, no todos estarán de acuerdo con la políticas que tome como presidente, el gobierno no puede solucionarlo todo, pero siempre seré honesto con ustedes sobre las amenazas y desafíos que nos enfrentan, los voy a escuchar especialmente cuando no estemos de acuerdo, pero sobre todo les pediré que se unan al trabajo que necesitamos para reconstruir esta nación”

Advierte que, cometerá errores causantes de desgracias para muchos, que tomará iniciativas poco convencionales y espera que la gente entienda que no tiene una varita mágica para solucionarlo todo. Promete escuchar y pide trabajar duro. Exhorta que con la unión se podrá reconstruir EE.UU.

“Lo que comenzó hace 21 meses no termina aquí, ésta es la oportunidad que tenemos para no volver al pasado y lo podemos hacer con ustedes, con un nuevo espíritu de servicio y sacrificio, de responsabilidad y patriotismo, donde cada uno de nosotros quiera trabajar duro no solamente para nosotros sino para los demás”

Señala aquí, que la victoria electoral es el punto de partida para hacer los cambios necesarios que rompan con el pasado, y que esto se logrará solamente con el apoyo de una ciudadanía activa con vocación de servicio, patriotismo y compromiso social.

Sin lugar a dudas, el marketing político y la estrategia publicitaria vía Internet fue clave para su victoria.

El liderazgo carismático que forjó, el mensaje de cambio, y su retórica motivaron a millones de jóvenes y menos jóvenes a elegirle.

Con Obama, se renueva la esperanza por el cambio en América, él en sí mismo representa una revolución.

Satisfacer las expectativas creadas, revitalizar la economía, retirar las tropas en Irak, y reenfocar la política exterior y migratoria estadounidense, son sólo algunos de los grandes retos que le esperan en la Casa Blanca.

Ya ha comenzado a nombrar un equipo con líderes demócratas y republicanos, dando muestra de que llevará a la práctica su discurso de unión.

Sería iluso pensar que todo lo que prometió lo cumplirá. Por las señales que ha enviado hasta ahora, parece que su gobierno se asemejará mucho al gobierno de Bill Clinton.

No podemos predecir el futuro de su mandato, lo único que podemos afirmar es que el martes 20 de enero del año 2009 inicia una nueva era. Se inviste formalmente Barack Hussein Obama Jr. como Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Una esperanza más por el cambio en nuestra América.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Más allá de la euforia

Por: Millizen Uribe
Después de la resaca electoral, de la celebración, del triunfo. De la alegría que provoca ver el casi cumplimiento del sueño de Martín Luther King, nos queda la no simpática pero sí necesaria tarea de reflexionar acerca del significado de la victoria de Obama.

Y es que la separación de lo racional de lo emocional es una labor dura, pero necesaria. Por lo que creo que desde ahora debemos estar claro, para evitar futuras decepciones, de que Estados Unidos amerita cambios que no dependen de un hombre, sino más bien de todo el pueblo, de toda la estructura.

Es por esto que, independientemente de la buena voluntad que pueda tener Obama, creo que hasta él mismo está consciente de que hay situaciones estructurales que podrían interferir en el cumplimiento de todos sus sueños, de todas sus metas.

Temas como la recuperación de la economía estadounidense, la guerra de Irak, la política migratoria, la firma o no de Tratados de Libre Comercio y la política exterior hacia Cuba y Venezuela se presentan cómo aspectos claves del gobierno de Obama.

En todos estos hay de fondo una política nacional, un modus operandi que más que Republicano o Demócrata es estadounidense. Sin embargo, precisamente sobre estos tópicos Obama ha trazado su línea del cambio.

Y aquí surge la pregunta ¿Gobernará Obama siguiendo el manejo tradicional de la gran mayoría de los gobernantes estadounidenses o cumplirá con sus promesas de campaña? Esencialmente en la respuesta a esta pregunta está la cuestión, pues en el caso de que él decida llevar el cambio hasta las últimas consecuencias, perdería el respaldo de los políticos tradicionales y dice la voz popular que, al igual que Kennedy, hasta la vida.

Por el otro lado, si modera su política en función de lo que el sistema le permite hacer, las personas que hoy lo aclaman y lo apoyan se decepcionarían y su popularidad descendería.

Esto provocaría una situación muy similar a la que ha pasado con algunos presidentes de Suramérica y Centroamérica, tales como Daniel Ortega, Tabaré Vázquez y Martín Torrijos, entre otros, quienes llegaron al poder con un gran respaldo popular pero que ya hoy día las encuestas revelan que sus gobiernos lucen poco simpáticos, pues no han tomado las medidas que las personas entienden.

Estos casos sólo demuestran que sí, que el cambio es aclamado, posible y necesario, pero que este, aunque este impulsado, motorizado y sustentado por hombres y mujeres, debe ser un cambio de raíz, un cambio de las estructuras, un cambio de sistemas.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Conformismo silente II

Si asumimos la actitud de que nunca cambiaremos, negaríamos el curso de la historia. Hoy más que nunca, nada es para siempre en nuestro mundo globalizado e interdependiente. Todos los grandes imperios han caído. No hay porque temer a los cambios. “Lo único permanente en la vida es el cambio”. Quedarnos de brazos cruzados no resolverá ni uno solo de nuestros problemas.

El conformismo es una muestra de resignación, fracaso y pesimismo. Es guindar los tenis y rendirse porque supuestamente no hay nada que hacer para cambiar.

Quien se adapta a las injusticias sociales y a las circunstancias del día a día, se hace cómplice por omisión de las mismas.

Por esta razón, es necesario insistir en el tema. Y es que, cuando “tiramos la toalla” dejamos de luchar por una mejor calidad de vida.

La mediocridad es hermana del conformismo. Dejar de hacer algo por temor a fracasar, es lamentar lo que todavía no ha sucedido.

Es tiempo ya de tomar el riesgo y luchar por lo que se cree. Al final recibiremos el elogio y los aplausos de quienes detractaban de manera incrédula los aires de cambios.

“Cuando un hombre es derrotado por el enemigo, podrá levantarse en un cierto periodo, pero cuando un hombre es derrotado por el conformismo jamás volverá a levantar la cabeza”.

martes, 11 de noviembre de 2008

I have a dream

Por: José Carlos Nazario
“Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: ‘Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales’. / Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad. / Sueño que un día, incluso el estado de Misisipi, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia. / Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.” Así proclamaba Martin Luther King, Jr. en su discurso de agosto de 1963. Palabras que cobran la fuerza de su vigencia en una semana como esta, en días como los que se viven.

Cuarenta y cinco años después hemos visto el inicio de la realización de ese sueño. Con el arribo de un hijo de inmigrante keniano a la presidencia del mismo país que pisoteaba los derechos civiles de personas por su origen, su credo y su raza y que viera morir de un balazo intolerante al autor de esa pieza oratoria, se abre una nueva era.

Hoy, en la vorágine absurda y desgarradora de una crisis creada por la usura, podemos decir que sigue viva una esperanza. Tras los años sesenta y setenta nos la negaron. Pero hoy, volvemos a la idea de que podemos construir, con esfuerzo, sociedades mejores.

Se reaviva el anhelo de que sin tender la mano a la dádiva esclavista del clientelista de turno, sin empobrecernos en la hueca carrera de los días, de la incultura, sin arrastrarnos a la espera de un salvador que nos levante, podemos cambiar las cosas, en nuestro y en todos los países.

No quiero nombrarlo, no quiero que la moda, la fragilidad de su persona o el snobismo barran lo que el sacrificio de tantos años ha logrado. Solo quiero decir, con el corazón en las propias manos y la mirada en el futuro, aquellas palabras proféticas: I have a dream…

Nosotros participamos, ellos deciden

Por: Millizen Uribe
¿Han escuchado la frase de: “Si me engaña una vez sinvergüenza es, si me engaña dos sinvergüenza soy?”, pues yo estoy muy de acuerdo con ella.

Es por esto que ante la algarabía que se hizo con las consultas populares permanecí totalmente escéptica pues ya yo sabía por dónde venían.

Y miren que el tiempo no me llamó a engaño, pues en definitiva después de que el gobierno movió cielo y tierra consultando a las personas acerca de cuál era su mecanismo favorito para reformar la constitución ahora quiere hacer lo que se le venga en gana.

Esto me recuerda la anécdota que me hizo un amigo de que un maestro le pidió a un campesino que conjugará el verbo participar y lo hizo de esta manera: “Yo participo, tu participas, él participa, ella participa, nosotros participamos, ellos deciden”.

Y es que con este tema las autoridades han dado muestra de un gran irrespeto a la voluntad popular, pues aunque en la consulta el 62 % de los participantes señalaron que quieren que la reforma constitucional se haga mediante Asamblea Constituyente, se insiste en utilizar como mecanismo La Asamblea Revisora.

Las razones de esta decisión están más claras que el agua. Los políticos quieren continuar coactando el poder y se niegan a dejar que el pueblo, el verdadero y absoluto soberano, haga uso del poder que sólo el pueblo posee y que al pueblo pertenece.

Es por esto que quieren que, una vez más, la modificación de la Carta Magna se haga tras una reunión de aposento, y no al aire libre, en sesiones en las que el pueblo pueda ventilar sus inquietudes.

Sin embargo dejaré este articulo hasta aquí porque no quiero abundar mucho de este tema, ya que considero su tratamiento en este momento como una especie de caramelo envenenado, que ha sido entregado a nosotros, los niños, para una vez más entretenernos con algo, mientras el nivel de vida en el país sigue empeorando y el Presidente teorizando.