Por: José Carlos Nazario
Roberto Saviano es un joven periodista y escritor italiano que se jugó la vida por sacarse de las entrañas una historia. Un día, mientras caminaba por el puerto de Nápoles, el autor vio como se abría accidentalmente un contendor y desde su interior caía una lluvia de cadáveres. Aquella imagen se quedaría en su sesera hasta producir el libro que le ha costado el precio de su libertad.
La obsesión por esta imagen lo empujó a perseguir las huellas del contenedor hasta encontrarse con la existencia de un mundo paralelo: la industria de la moda italiana, que se forja sobre la base de la esclavitud de miles de inmigrantes chinos. En condiciones inhumanas trabajan bajo tierra controlados por mafias criminales. De ahí nació Gomorra, el libro que desentraña secretos de grandes capitales en toda Europa.
Ahora Saviano está condenado a muerte. La Camorra, o “el sistema” que opera falsificando ropa, videojuegos, prendas y otros productos que han llegado incluso a abastecer los armarios de Hollywood, sentenció que el joven escritor no llegará vivo al 2009.
Estas líneas son un gesto solidario y a la vez un llamado a quienes gustan de vestir marcas pomposas. El vanidoso coqueteo con la moda se ha anotado más muertes que el terrorismo contemporáneo y muchas dictaduras criticadas por los amantes de las sociedades de consumo. Nadie dice nada.
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