martes, 1 de diciembre de 2009

Ciudadan@, levántate y anda


Por: José Carlos Nazario

En las democracias modernas cada ciudadano y ciudadana tiene derecho a pertenecer a varias organizaciones privadas o de voluntarios, e incluso a los grupos de interés que intentan influir de alguna manera en la política pública y convencer a los funcionarios de sus puntos de vista.

Muchos grupos de interés tradicionalmente se han organizado en torno a temas económicos; los grupos de empresarios, los de productores agrícolas y los sindicatos tienen todavía una influencia poderosa en la mayoría de los sistemas democráticos.

Es esta incidencia que podríamos considerar desmedida, la que debe incentivar a sectores que, por no tener los recursos, se quedan rezagados y que si, en cambio, se empaparan con las fortalezas del organizing, podrían llevar adelante excelentes campañas en beneficio de su sector.

Si las cuestiones que importan al ciudadano común siguen en manos del poder político, que se condiciona a sí mismo en un círculo vicioso, la ciudadanía terminará abandonando cualquier tipo de esperanzas y el futuro, de ser incierto, se dirigiría a la certidumbre de una crisis social que pudiera desembocar en el deterioro de la democracia y su eventual sustitución por otras formas de control político menos deseables.

El ciudadano es, entonces, con su participación activa, quien está llamado a regenerar su condición, desprendiéndose de su antigua dependencia e impulsando un cambio de rumbo.

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