Por: Millizen Uribe
"Ninguno” es una forma de expresar nuestra inconformidad, sin que esta se interprete como desinterés.
En realidad sólo he votado una vez en mi vida y fue por “fiebre”. Acababa de cumplir los 18 años y estaba loca por ejercer mi “derecho al voto”. Así lo hice, aunque me enorgullece decir que no vote por ninguno de los partidos tradicionales.
Después de ahí fui madurando mis ideas y entonces comencé a considerar que ya ni siquiera valía la pena acudir a las urnas a votar por los partidos y candidatos no tradicionales, y esto por dos razones fundamentales: La primera, porque sabía que el simple hecho de que no sea tradicional no garantiza que sea un buen partido o un buen candidato y segundo porque entendí que el problema a veces trasciende el partido y el candidato y se torna en sistémico.
Entonces a menos que haya un trabajo muy grande con las personas, con el pueblo, es difícil, por no decir imposible, que en la coyuntura actual, uno de los llamados partidos alternativos derrote a los partidos tradicionales.
Que cambien la intención de voto de muchas personas que al votar lo hacen por tradición y/o por clientelismo. Esto último sobretodo si se consideran las desigualdades en cuanto a recursos y a campaña. Ahora bien creo que como parte de la democracia a la que aspiramos, todo aquel que encuentre “opciones” en los candidatos y partidos que se postulan para los certámenes electorales en el país pueden y están en el derecho de votar.
Mas esa democracia que mencioné anteriormente también es válida para quienes no encontramos opciones en las “propuestas” electorales. ¡Que simplemente no voten!, dirán algunos, pero el grupo de dominicanos y dominicanas que no nos sentimos identificados con los aspirantes electorales tenemos todo el derecho de expresar nuestro descontento.
Es aquí donde la propuesta que un grupo de ciudadanas y ciudadanos ha hecho a la Junta Central Electoral de incluir en la boleta electoral una casilla con la opción “Ninguno” cobra para mí relevancia, pues esta sería una forma de nosotros expresar nuestra inconformidad, sin que esta se interprete como desinterés. Y es que ahora la mal medida abstención electoral mezcla a los mansos con cimarrones, pues hay personas que no votan porque no se les antoja; otras porque no quieren hacer fila; algunos porque sencillamente no pueden acudir; pero hay otros a quienes nos interesan las cosas del país pero no votamos porque no estamos de acuerdo. Entonces, ¿Cómo se refleja ese desacuerdo? Sencillamente no se hace.
Es por esto que considero oportuno que la Junta Central Electoral considere valida esta propuesta, pues considerar a NINGUNO sería tomar en cuenta el parecer de MUCHOS.
"Ninguno” es una forma de expresar nuestra inconformidad, sin que esta se interprete como desinterés.
En realidad sólo he votado una vez en mi vida y fue por “fiebre”. Acababa de cumplir los 18 años y estaba loca por ejercer mi “derecho al voto”. Así lo hice, aunque me enorgullece decir que no vote por ninguno de los partidos tradicionales.
Después de ahí fui madurando mis ideas y entonces comencé a considerar que ya ni siquiera valía la pena acudir a las urnas a votar por los partidos y candidatos no tradicionales, y esto por dos razones fundamentales: La primera, porque sabía que el simple hecho de que no sea tradicional no garantiza que sea un buen partido o un buen candidato y segundo porque entendí que el problema a veces trasciende el partido y el candidato y se torna en sistémico.
Entonces a menos que haya un trabajo muy grande con las personas, con el pueblo, es difícil, por no decir imposible, que en la coyuntura actual, uno de los llamados partidos alternativos derrote a los partidos tradicionales.
Que cambien la intención de voto de muchas personas que al votar lo hacen por tradición y/o por clientelismo. Esto último sobretodo si se consideran las desigualdades en cuanto a recursos y a campaña. Ahora bien creo que como parte de la democracia a la que aspiramos, todo aquel que encuentre “opciones” en los candidatos y partidos que se postulan para los certámenes electorales en el país pueden y están en el derecho de votar.
Mas esa democracia que mencioné anteriormente también es válida para quienes no encontramos opciones en las “propuestas” electorales. ¡Que simplemente no voten!, dirán algunos, pero el grupo de dominicanos y dominicanas que no nos sentimos identificados con los aspirantes electorales tenemos todo el derecho de expresar nuestro descontento.
Es aquí donde la propuesta que un grupo de ciudadanas y ciudadanos ha hecho a la Junta Central Electoral de incluir en la boleta electoral una casilla con la opción “Ninguno” cobra para mí relevancia, pues esta sería una forma de nosotros expresar nuestra inconformidad, sin que esta se interprete como desinterés. Y es que ahora la mal medida abstención electoral mezcla a los mansos con cimarrones, pues hay personas que no votan porque no se les antoja; otras porque no quieren hacer fila; algunos porque sencillamente no pueden acudir; pero hay otros a quienes nos interesan las cosas del país pero no votamos porque no estamos de acuerdo. Entonces, ¿Cómo se refleja ese desacuerdo? Sencillamente no se hace.
Es por esto que considero oportuno que la Junta Central Electoral considere valida esta propuesta, pues considerar a NINGUNO sería tomar en cuenta el parecer de MUCHOS.
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