Por: Sonia Tejada
Los que tenemos el vicio de escribir no conocemos una forma alterna de vivir. Nos la pasamos construyendo mundos lejanos, ajenos, en vez de vivir en el mundo real y concreto de los demás. Somos seres ensimismados, siempre adentrados en un estado de trance. Soñamos despiertos, vemos lo extraordinario donde los demás ven lo ordinario.
Sin embargo, hay días que nos preguntamos si vale la pena, ¿para qué? ¿Cuál es la razón por la que sentimos esa necesidad de plasmar en papel o en blogs lo que pensamos y sentimos. Hay días que queremos dejarlo todo: blogs, cuentos, poemas, novelas, y ser normales como los demás. En esas estaba esta mañana cuando una voz insípida, portadora de un mensaje de unas manos de poeta, surgió de mi computadora.
Tengo la dicha de soñar despierto cada vez que quiero.Tengo de pequeñas cosas los bolsillos llenos.Y lucho cada día por llegar a ser un poco más.Y a veces me pregunto si en verdad valdrá la pena dejar la vida entera en un papel, no sé, no sé. (bis). Tengo la dicha de poder cantar todo lo que siento aunque a veces hay verdades que se quedan dentro.Cada primavera que se va, me muero un poco más.
Y a veces me pregunto si en verdad valdrá la pena dejar la vida entera en un papel, no sé, no sé. (bis)
...Me sonreí, disfruté del mensaje, dejé que su suave ondas me acariciarán el oído, y me sentí miembro de un clan milenario. Recordé mi niñez, cuando mi padre hacía de Perales un asiduo artista invitado. Al tiempo que volví a escribir. Escribí este post para ustedes, aunque nunca me queda claro que escriba para ustedes. Creo que lo hago por mí y para mí.
Los que tenemos el vicio de escribir no conocemos una forma alterna de vivir. Nos la pasamos construyendo mundos lejanos, ajenos, en vez de vivir en el mundo real y concreto de los demás. Somos seres ensimismados, siempre adentrados en un estado de trance. Soñamos despiertos, vemos lo extraordinario donde los demás ven lo ordinario.
Sin embargo, hay días que nos preguntamos si vale la pena, ¿para qué? ¿Cuál es la razón por la que sentimos esa necesidad de plasmar en papel o en blogs lo que pensamos y sentimos. Hay días que queremos dejarlo todo: blogs, cuentos, poemas, novelas, y ser normales como los demás. En esas estaba esta mañana cuando una voz insípida, portadora de un mensaje de unas manos de poeta, surgió de mi computadora.
Tengo la dicha de soñar despierto cada vez que quiero.Tengo de pequeñas cosas los bolsillos llenos.Y lucho cada día por llegar a ser un poco más.Y a veces me pregunto si en verdad valdrá la pena dejar la vida entera en un papel, no sé, no sé. (bis). Tengo la dicha de poder cantar todo lo que siento aunque a veces hay verdades que se quedan dentro.Cada primavera que se va, me muero un poco más.
Y a veces me pregunto si en verdad valdrá la pena dejar la vida entera en un papel, no sé, no sé. (bis)
...Me sonreí, disfruté del mensaje, dejé que su suave ondas me acariciarán el oído, y me sentí miembro de un clan milenario. Recordé mi niñez, cuando mi padre hacía de Perales un asiduo artista invitado. Al tiempo que volví a escribir. Escribí este post para ustedes, aunque nunca me queda claro que escriba para ustedes. Creo que lo hago por mí y para mí.
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