Por: Millizen Uribe
Don Cuchito esto…don Cuchito aquello, constantemente solía escuchar por los pasillos y oficinas del periódico Hoy.
Y es que aunque hacía unos meses que, por motivos de enfermedad, Don Mario Álvarez Dugan, no iba al periódico con la frecuencia de años atrás, su nombre permanecía latente en las mentes y en los corazones de sus compañeros de trabajo.
“Don Cuchito está mejor” decía alguien al pasar o “ayer fui a visitarlo” decía Rosario Tifá con frecuencia, a través de quien le daba seguimiento directo a su estado de salud.Así ese domingo en la mañana cuando llegué al periódico, resignada a iniciar mi jornada dominical, Suedi, una compañera de trabajo, me recibió con la triste noticia: “falleció el director”. No lo conocí. Sólo lo ví un par de veces y fue a distancia.
Nunca lo traté, sin embargo por lo que oí de él, era una persona afable, con buen sentido del humor y muy agradable, definitivamente me hubiese encantado conocerlo. Y es que con saber que fue uno de esos buenos periodistas, que aman y dedican su vida entera al trabajo en los medios, me basta para amarlo.
Hoy acudí a la funeraria con mis compañeras y compañeros de trabajo a darle un último adiós. Esto es lo menos que se merece Don Mario, por haber desempeñado el periodismo con honestidad y pluralidad.
Eso y darle las gracias por ser un ejemplo más para esta nueva generación de periodistas que estamos llegando a los medios de comunicación y que estamos tan ávidos de buenos ejemplos que seguir. Adiós Don Cuchito y descanse en paz.
Don Cuchito esto…don Cuchito aquello, constantemente solía escuchar por los pasillos y oficinas del periódico Hoy.
Y es que aunque hacía unos meses que, por motivos de enfermedad, Don Mario Álvarez Dugan, no iba al periódico con la frecuencia de años atrás, su nombre permanecía latente en las mentes y en los corazones de sus compañeros de trabajo.
“Don Cuchito está mejor” decía alguien al pasar o “ayer fui a visitarlo” decía Rosario Tifá con frecuencia, a través de quien le daba seguimiento directo a su estado de salud.Así ese domingo en la mañana cuando llegué al periódico, resignada a iniciar mi jornada dominical, Suedi, una compañera de trabajo, me recibió con la triste noticia: “falleció el director”. No lo conocí. Sólo lo ví un par de veces y fue a distancia.
Nunca lo traté, sin embargo por lo que oí de él, era una persona afable, con buen sentido del humor y muy agradable, definitivamente me hubiese encantado conocerlo. Y es que con saber que fue uno de esos buenos periodistas, que aman y dedican su vida entera al trabajo en los medios, me basta para amarlo.
Hoy acudí a la funeraria con mis compañeras y compañeros de trabajo a darle un último adiós. Esto es lo menos que se merece Don Mario, por haber desempeñado el periodismo con honestidad y pluralidad.
Eso y darle las gracias por ser un ejemplo más para esta nueva generación de periodistas que estamos llegando a los medios de comunicación y que estamos tan ávidos de buenos ejemplos que seguir. Adiós Don Cuchito y descanse en paz.
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