lunes, 29 de diciembre de 2008

Indultemos este nuevo año 2009



Por: Crystal Fiallo

He llegado de vacaciones a mi preciosa isla y me he encontrado con tremendo nudo institucional, político, social y económico. El último no sólo lo he sentido estando aquí, sino también en suelos extranjeros producto de la famosa crisis mundial.

Accidentes en carreteras peligrosas, los mismos dolores de cabeza con el presupuesto, la cámara de cuentas, indultos cínicos, delincuencia a la máxima potencia, y lo que es más triste, una ciudadanía que cada día maltrata su esperanza.

Muchos se han pronunciado respecto a los indultos otorgados a los personajes responsables de fraudes tan atroces como el caso Baninter y el plan Renove por lo que limitarme a ese caso sería una pérdida de líneas que me circunscribe a una sola cuestión en esta maquinaria de dificultades.

Desapruebo por completo ese accionar meramente político y ahora, desde una perspectiva más acabada sobre el tema de gobernabilidad, me pregunto si esto es lo que los políticos llaman ensuciarse las manos para generar un clima de paz y dominación.

Este artículo pretende expresar mis ganas como joven de recibir señales de esperanza para mi generación y las futuras. Este conjunto de párrafos busca plasmar deseos y metas para este nuevo año 2009 que incluyan a la juventud dominicana en reconstruir nuestra querida y herida isla.

Un indulto es un perdón y no un olvido. Mi padre siempre me recuerda que la cara más preciosa del amor es el perdón, y no todos sabemos cómo y cuándo hacerlo. Algunas veces cuando perdonamos ya es demasiado tarde, y otras, demasiado rápido.

Uno de los deseos más importantes para este nuevo período es que indultemos este nuevo año 2009 dándonos la oportunidad de avanzar replanteándonos nuestras metas y visiones.

Si indultamos al 2009 entonces podemos incluir a la juventud en una reconstrucción nacional desde todas las perspectivas. Podremos escupir los actos de corrupción, de violencia, de falta de rendición de cuentas.

Asimismo el 2009 debe ser un año donde nuestros muros nacionales se abran a los aconteceres internacionales y los problemas podamos observarlos desde un cristal global. De esta forma, no copiar errores o calcar triunfos serían parte de la construcción de nuestra agenda de desarrollo. Una meta que no puede seguir postergándose.

El 2009 debe y será un año de reflexión respecto a nuestros mecanismos democráticos y los líderes que hoy los “promueven”. En consecuencia, este nuevo año deberá ser tiempo de cuidar, mimar y defender nuestra hermosa carta magna, porque si seguimos permitiendo las alteraciones impulsivas y la falta de control y de propuestas sustanciales, entonces si será un simple “pedazo de papel”.

Por otro lado ¿somos los únicos con problemas? Guinea, Zimbawe, Israel, Mozambique, Palestina, Colombia, Irak, la India, deben ser nuestros parámetros de verdaderos caos. Las guerras, el odio, la incomprensión, las intervenciones, el fanatismos extremo, son enormes obstáculos para el desarrollo. Los nuestros son mínimos frente a estos.

Nuestro panorama no es más que un enorme nudo que pocos están dispuestos a desenredar. Pero mientras pasa el tiempo, y más años nuevos vienen y van y no trabajamos de manera integral nuestras deficiencias seguimos concibiendo una generación decepcionada y marginada que puede convertirse en el peor enemigo de la paz.

Aquellos abandonados y excluidos de los servicios básicos para un mínimo de calidad de vida no tienen más alternativa que actuar como humanos sobreviviendo. Entonces, no son culpables, son víctimas.

En el 2009 debemos recordar lo que hoy quieren que mañana olvidemos. Todos los eventos cruciales que formaron nuestra historia y la del mundo que sirvan de resorte para mirar hacia delante.

“Lancemos zapatos” contra la indiferencia. Indultemos el 2009 y démosle paso a la esperanza y la participación de cada uno de nosotros/as: esa es la única solución.

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