viernes, 19 de diciembre de 2008

Kafka, Marat y el “populismo judicial”


Por: José Carlos Nazario

Pena nos da la secuencia de ataques desmedidos de muchos sectores que anteriormente han estado comprometidos con la institucionalidad. Lo decimos con desaliento, debido a que se nos caen, con ello, altares construidos desde la más temprana adolescencia. Escriben del estado decadente del Poder Judicial con la limpia cara de quien nada debe. Como si sus lectores no supieran quiénes les respaldan, quiénes son los dueños de sus plumas.

Las deslizan (las plumas) con el ímpetu de los poseedores de la verdad, sin importar lo que se lleven por delante. Alguna vez los hemos creído grandes representantes de los mejores intereses, nos queda el desencanto. La alusión a Kafka de aquellos que se atrincheran en un medio para ejercer su legítimo derecho al pataleo, no nos lleva a El Proceso, sino a La Metamorfosis. Al parecer hay sueldos que valen el precio de las mejores conquistas de nuestro país. Hay lealtades que hacen desdecir convicciones y empujan a convertirse (a los otrora defensores) en grandes detractores de esos procesos.

La reforma del sector justicia, iniciada en 1994 a raíz de una crisis política, no puede deslucirse (tras una crisis personal) por las pretensiones de algunos que se creyeron intocables. Queremos independencia, queremos una administración efectiva de la justicia cuando son otros los que pasan por el cedazo. Marat, el revolucionario francés, pidió trescientas cabezas antes de encontrar el puñal en la bañera. Otros, menos dignos, lo hacen tras el golpe seco de la sesera propia en el suelo; caiga lo que caiga.

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