Por: Crystal Fiallo
Varios días sin escribir. He sentido un vacío inmenso de inspiración. El unicornio de Silvio también se me ha perdido en estos días. No es que me he quedado sin palabras, es que el país se ha quedado sin noticias porque todo se repite y se repite.
Durante mi ausencia me han acompañado las lluvias torrenciales, la inestabilidad del oro negro, los nombramientos del gobierno central, la cantidad de sustancias controladas halladas por todos los rincones de la isla, el cierre de los juegos olímpicos, los derrumbes en las zonas más marginadas, el color marrón del mar visto desde del malecón, el inicio de un gobierno que todavía no comprende lo que es un Proyecto de Nación, y los supuestos vientos de cambio en EEUU que la gran mayoría anhela.
El otro día pasaba un motorista por al lado de un carro público y por mi retrovisor pude ver como del carro se extendió una pequeña mano, no golpeada por los años ni el trabajo, de un niño que tocaba la espalda de ese conductor de dos ruedas mientras este pasaba por al lado de su ventana.
En sus ojos imaginé las ganas de entender como todos esos vehículos y conductores marchaban al mismo tiempo sin que nada los detuviera.
Tan simple como una caricia en la espalda para obtener respuestas me dijo lo mucho que República Dominicana ha cambiado. Hay quienes pueden hablar de ese cambio con mucha más propiedad que yo, no solo por la edad, sino por lo mucho que han sido golpeados por esas alteraciones.
Estamos sobreviviendo el día a día. Ya no nos detenemos a observar, admirar, tocar los pequeños detalles que nos ha regalado la madre naturaleza. Olvidamos que un país es una enorme casa y no un mapa dividido en miles de parcelas, circunscripciones, municipios o provincias.
Es un sinsabor. Estoy saboreando los logros de mi nación y apenas me saben a una pizca de verdura. Todo es “yo, yo, yo y yo”. Siempre he disfrutado los momentos y resultados que benefician a una gran masa; ahora sonrío con los pequeños momentos que construyo desde mi espacio. ¿Es que acaso armonizar esfuerzos para construir verdaderos cambios es una utopía?
Unos trabajan por allí, otros por allá, y al final los productos no encajan pues las piezas no fueron pensadas para terminar juntas.
Nuestro Plan de Desarrollo es un enorme rompecabezas donde la mayoría de las piezas no se ajustan entre si pues no fueron cortadas con la misma cuchilla. Colocamos curitas a los problemas y entendemos que hemos conseguido la mejor de las soluciones.
Es necesario que para que la Administración Pública de un país funcione no solo vaya acorde con las necesidades de la ciudadanía administrada, sino también acorde con los objetivos trazados de cada una de las instituciones que adornan este sector. De no ser así, no podemos arribar a un Plan Integral de Desarrollo Nacional.
Un resultado como ese se obtiene combatiendo la corrupción (rechazo del egoísmo y ambición por parte de la ciudadanía en su totalidad), eliminando las banderas y colores partidarios, sensibilizando a los nuestros, respetar la cosa pública, retomar los valores patrios.
También es necesario comprometer, en la Administración Públicas, personas que crean en todo lo antes propuesto para así generar admiración y credibilidad ciudadana para con sus líderes y gerentes estatales. Eso únicamente se consigue, nombrando personas con calidad para irse a los “puños” con el descrédito y la corrupción.
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