Por: Millizen Uribe
Sólo porque esta columna de opinión me evoca mucha intimidad me atreveré a confesar que hay un tema en el que no soy muy nacionalista que digamos. Ese tema es el cine. Aquí yo, que me considero fiel amante de mi país y que disfruto apoyando todo “lo local”, en lo que se refiere a la cinematografía tengo mis reservas.
Y es que el cine dominicano todavía no me convence. Esto debido a que más que cine, en la mayoría de los casos lo que se hace en el país es llevar las comedias de la televisión a las salas de los cines. Comedias que más que risa, lo que provocan es sufrimiento.
Y es que ¿cómo reírme al ver como se trata el tema del “sankypankismo”? exponiendo entre risas al mundo entero el deseo de estafar al turista que, según la película, tienen los dominicanos.
¿Cómo reírme al ver como a través de una película se reproducen las desigualdades de género ridiculizando los roles y estigmatizando a una mujer independiente como “un macho de mujer”? Reitero que esto más que risa me provoca llanto.
Además, me preocupa el hecho de que en vez de darle oportunidad a las actrices y a los actores dominicanos, los que hayan estudiado actuación, se vive buscando “talento de fuera”, muchas veces basándose más en su apariencia, que en la calidad de su trabajo.
Y el tema me inquieta porque este tipo de películas revelan mucho la autopercepción de nosotros como pueblo, como país. Claro está que no creo que ni en este tema, ni en ningún otro, este todo perdido. De hecho, hay películas como “La cárcel de la Victoria”, “Yuniol” y la más reciente, “Ladrones a Domicilio”, con las que me identifico más por la forma seria de abordar las problemáticas que tratan.
Y no es que descalifique el recurso de la comedia, pero creo que su uso en temas tan delicados debe hacerse con mucho cuidado so pena de no relajar situaciones demasiado graves. No obstante, reconozco que el país apenas empieza a transitar el largo camino de la carrera cinematográfica, y precisamente por esto entiendo que este es el mejor momento de hacer las correcciones de lugar.
Y es que el cine es un recurso demasiado valioso, por lo que no deberíamos de subestimarlo como una importante herramienta para representar y pedir los cambios necesarios en el drama social dominicano.
Sólo porque esta columna de opinión me evoca mucha intimidad me atreveré a confesar que hay un tema en el que no soy muy nacionalista que digamos. Ese tema es el cine. Aquí yo, que me considero fiel amante de mi país y que disfruto apoyando todo “lo local”, en lo que se refiere a la cinematografía tengo mis reservas.
Y es que el cine dominicano todavía no me convence. Esto debido a que más que cine, en la mayoría de los casos lo que se hace en el país es llevar las comedias de la televisión a las salas de los cines. Comedias que más que risa, lo que provocan es sufrimiento.
Y es que ¿cómo reírme al ver como se trata el tema del “sankypankismo”? exponiendo entre risas al mundo entero el deseo de estafar al turista que, según la película, tienen los dominicanos.
¿Cómo reírme al ver como a través de una película se reproducen las desigualdades de género ridiculizando los roles y estigmatizando a una mujer independiente como “un macho de mujer”? Reitero que esto más que risa me provoca llanto.
Además, me preocupa el hecho de que en vez de darle oportunidad a las actrices y a los actores dominicanos, los que hayan estudiado actuación, se vive buscando “talento de fuera”, muchas veces basándose más en su apariencia, que en la calidad de su trabajo.
Y el tema me inquieta porque este tipo de películas revelan mucho la autopercepción de nosotros como pueblo, como país. Claro está que no creo que ni en este tema, ni en ningún otro, este todo perdido. De hecho, hay películas como “La cárcel de la Victoria”, “Yuniol” y la más reciente, “Ladrones a Domicilio”, con las que me identifico más por la forma seria de abordar las problemáticas que tratan.
Y no es que descalifique el recurso de la comedia, pero creo que su uso en temas tan delicados debe hacerse con mucho cuidado so pena de no relajar situaciones demasiado graves. No obstante, reconozco que el país apenas empieza a transitar el largo camino de la carrera cinematográfica, y precisamente por esto entiendo que este es el mejor momento de hacer las correcciones de lugar.
Y es que el cine es un recurso demasiado valioso, por lo que no deberíamos de subestimarlo como una importante herramienta para representar y pedir los cambios necesarios en el drama social dominicano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario