Por: José Carlos Nazario
Según el diario El País, de España, analistas estadísticos proyectan un panorama oscuro para Europa debido a su incapacidad para sostener en el tiempo las pensiones. Al parecer, los que hoy nos echan de sus tierras se verán obligados a gritarnos que volvamos.
La conquista más importante del Estado de bienestar europeo, el sistema de seguridad social, se verá frenada debido, paradójicamente, a la buena salud de los ciudadanos. Según los estudios, para 2060 habrá sólo dos personas en edad de trabajar por cada mayor de 65 años.
Eurostat, la oficina de estadísticas de la Unión Europea, establece que el envejecimiento de la población es uno de los principales retos del organismo, tomando en cuenta que a partir del 2015 los fallecimientos superarán los nacimientos en 27 Estados de Europa.
A esto se suma la probada renuencia de los jóvenes de la actualidad a tener descendencia, con lo cual se completa un cuadro sombrío.
Esta situación nos hace pensar en una Europa que, sin inmigrantes, tal y como lo quiere la mayoría política en el Parlamento Europeo, no podría ofrecer calidad de vida a sus ancianos en el futuro, debido a que no habrá fuerza de trabajo suficiente para sostener la economía.
Las ejecutorias de los gobiernos conservadores europeos, como la situación social que desincentiva la procreación, terminarán condenado a que el viejo continente (lleno de viejos), como dice la renombrada película de los hermanos Coen, no sea para viejos. Entonces, nos suplicarán a los sudacas, marroquíes y demás expulsados que vayamos en su auxilio.
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