martes, 14 de octubre de 2008

Estimada Quisqueya la bella…


Por: Crystal Fiallo

Te ofrezco mi más caluroso saludo desde unos cuantos kilómetros lejos de tus costas. Decidí emprender un viaje de más de 10 horas para explorar nuevos horizontes académicos en busca de respuestas a tus problemas.

Al parecer, quedarme dentro de ti no es suficiente para nadie, más que para mi patriotismo empedernido. He tenido que salir de tus hermosas mantas verdes y sonrisas gratis para obtener lo que hoy, al parecer, es una visa para alcanzar mejores puestos de trabajo: una maestría.

Me encuentro en Inglaterra. Quería darte todos los detalles, aunque te pido disculpas porque sé que actualmente estás lidiando con bastantes problemas como para prestarle atención a esta emigrante caprichosa. Sé que el tema de los médicos, el GLP, los caramelos diabólicos, la droga, tus cambios climáticos, entre otras cositas, te tienen bastante entretenida por lo que no te voy a quitar mucho tiempo.

Quería informarte que estoy estudiando el tema de desarrollo para ir a trabajar, si así nos lo permiten las autoridades, en el plan de desarrollo que necesitas para ser sanada. Sé, Quisqueya, que has esperado mucho por eso, pero a lo mejor tenemos suerte y el grupito de ciudadanos/as que creemos en ti podemos hacer algo para mejorar tus penas y curar tus heridas.

También quería que te enteraras que he confirmado mi eterno “aficie” por ti. Sé que algunas veces escribo cosas que pueden herir tus brisas o tus rayos de sol, pero siempre lo hago por una buena causa.

Ahora que estoy lejos reitero, confirmo, afirmo, insisto, garantizo, aseguro, que te amo como a nada en el mundo. Esas raíces que me atan a ti llegan hasta el otro lado del charco. Es un cordón umbilical que me mantiene viva.

Sé que muchas personas, residentes en el exterior, que lean esta carta dirigida a ti, sentirán un estrujón en el alma, y recordarán ese vacío que sintieron el día que llegaron a un suelo desconocido. Pues a ustedes les digo que ese vacío se llama identidad, ese vació es cultura, es “raíces”; ese vacío es el verdadero símbolo de la dominicanidad. No busquemos nuestra identidad en cervezas, reinas, atletas o sopitas: nuestra nacionalidad está dentro de nosotros, sin importar distancias.

Hoy estoy lejos de ti porque todo se ha vuelto una intensa competencia en el ámbito académico, laboral, profesional, y no puedo quedarme atrás. Además, salir de vez en cuando de tu cuerpo me recuerda y enseña soluciones simples para problemas básicos que países como este, con personas comunes y corrientes, encontraron y avanzaron.

Ando en busca de tu cura. No te desesperes. No llores más y trata de relajarte, eres demasiado bella para estar sufriendo por hombres estúpidos que no te valoran y no te ofrecen lo que te mereces. A levantar la cabeza, que el futuro nos espera.Te ama, siempre tuya,

Crystal la isleña…

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