jueves, 29 de marzo de 2007

Ludopatía


Por Emilio Mártir

“La gente apuesta siempre con la idea de ganar, pero al final quien gana es la adicción al juego y por lo tanto las personas “empeñan hasta los pantaloncillos" con tal de seguir jugando”

Con esta reflexión, invito a la comunidad a debatir seriamente sobre la autorización y permisividad de los gobiernos para la instalación de casinos, centros de apuestas, de bebidas y salas de juego en lugares que se concibieron para comprar alimentos.
La ludopatía es una enfermedad que padecen las personas que son adictas al juego. La gente asiste a los casinos y a las diversas modalidades del juego con la idea de ganar, aunque se engañen y se digan, “Vamos a pasar el rato”, “Juego hasta $ 2000 y luego me voy”, “Sólo voy a divertirme nunca pierdo”, “Perdí 900 solamente, pero ayer gane 400 y mañana seguro lo recupero y vuelvo a ganar”. Se apuesta siempre con la idea de ganar, pero al final quien gana es la adicción al juego, y las personas que están detrás de estos negocio que dejan enormes ganancias a sus bolsillos.

El resultado del que juega es el mismo de siempre, perder, con quizás unas muy pocas excepciones. Lo peor de todo esto es que está enfermo y no tiene control de su voluntad.
Esta enfermedad se debe a toda clase de juegos, incluyendo las sesiones privadas de cartas y dados, hasta las carreras de caballos, las maquinitas en los colmados, las llamadas compulsivas a los (1-976….) los mensajes de texto a programas de televisión, los fracatanes de las loterías, la quiniela, entre otros.

Tanto los ludópatas como los adictos al alcohol, el tabaco, las drogas, las compras, el sexo, la comida, entre muchos mas, desarrollan tres componentes fundamentales de una temible enfermedad llamada adicción. Estos son: La negación en la que, aunque se sabe que se está haciendo mal a si mismo y a los demás, el afectado lo sigue haciendo esperando resultados diferentes, lo que nunca sucede. Los otros dos son: la obsesión mental, o idea fija de hacer las cosas, y la compulsión, la cual impide parar una vez iniciado el comportamiento, el cual se detiene solamente al final por causas físicas, económicas, sicológicas, emocionales, e incluso legales.

“Me jugué la casa”; “Perdí el sueldo”; “Empeñe el televisor”; “Perdí el campo”; “Jugué el Auto”; en fin son innumerables las cosas materiales que se apuestan, o se transforman en unos pocos pesos para seguir apostando (o me dirán que no conocen alguno de estos casos).
El Estado debe velar por la salud de sus habitantes, y la ludopatía es una enfermedad. Tomemos conciencia. La comunidad, las Iglesias, las ONG, diversas asociaciones y agrupaciones, partidos políticos, deben exigir a las autoridades un debate serio sobre el tema. No es posible que lo que un padre de familia se gane en un día de trabajo, lo deposite en los bolsillos de personas sin escrúpulos que se beneficia de la ignorancia de un pueblo ávido de educación. Ya sé que intentarán descalificarme, argumentando que el juego siempre existió y mas vale oficial que clandestino, y otras tantas argumentaciones nada serias. Pero todos sabemos que este es un gran problema y debemos tratarlo en serio.

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