sábado, 24 de marzo de 2007

El Estado tetera

Por: Juan Carlos Guerra

Los corruptocratas (esa claque mafiosa que mora en las direcciones de nuestros partidos y tiene secuestrada la Patria) han montado una estructura de poder que les permite enriquecerse a nuestra costa sin que nos demos cuenta y, peor aun, haciéndonos creer que sus practicas parasitarias son perfectamente normales.

Desde los partidos de bolsillo, que manejan a su antojo, y mediante la corruptocracia que nos venden como democracia, han logrado montar, amparados en una cultura clientelista y fomentando la complicidad social de la ciudadanía, una administración publica que solo sirve a su hambre de riquezas versión turbo.

El Estado es concebido por las mafias de la partidocracia nacional como un botín pirata que debe ser repartido y devorado por sus fauces insaciables. Para ellos no es posible construir una fortuna económica a través del trabajo honrado, la empresa licita o el ejercicio profesional limpio. No. Quienes hoy lideran nuestros partidos solo aspiran a amasar fortunas chupando la teta estatal. El objetivo es resolver el problema económico suyo y de sus descendientes aunque para ello sea necesario dejar maltrechas a las futuras generaciones liquidando la Patria.

La corruptocracia que ha servido para crear toda una clase económica en la Republica Dominicana se perpetua en el poder a través de dos mecanismos: el primero, los partidos de bolsillo a los cuales ya nos referimos en una anterior entrega y el segundo, la construcción de un Estado Tetera que alimenta su ejercicio de la delincuencia (eso que ellos llaman carrera política) al tiempo que los lleva a conseguir inmensas e injustificables fortunas.

El Estado Tetera consiste en toda una estructura gubernamental orientada a fomentar la corrupción y a la ridiculización de cualquier práctica de transparencia que limite su accionar. Por medio de negocios turbios con el Estado, hipertrofia de la nomina estatal, evasión de impuestos disfrazados de incentivos, configuración salarial para los funcionarios de alto rango repleta de irritantes privilegios, el Estado Tetera se convierte en la fuente alimentaria de las mafias partidarias.

Ejemplos palpables. El mas reciente escándalo de la Junta Central Electoral donde nuestros honorables magistrados evaden impuestos a través de incentivos salariales equivalentes al monto que les corresponde pagar por concepto de impuestos. Amen de unos lujosos sueldos que solo invitan a la indignación de los millones de dominican@s que religiosamente contribuimos con el fisco y pagamos todos nuestros servicios.

Ahora bien, el caso de la Junta no es el único. Probablemente sea el de menor cuantía de todos estos subterfugios de corrupción con que nos arropan las mafias enquistadas en la dirección política del Estado y los partidos. Si nos adentramos en los jugosos salarios que reciben nuestros Secretarios de Estado, los incumbentes y más altos directivos de las entidades autónomas y descentralizadas, de seguro que la reacción nuestra no seria otra que asco e ira ante tan burdos robos a nuestro dinero.

En el Congreso Nacional las cosas no son diferentes. Allí, a los próceres que tienen la condición de legisladores a parte del lujoso sueldo que le pagamos, también se le otorga un incentivo por cada sesión a la que asisten, es decir, que a los santos barones que han bajado del cielo para legislar en favor nuestro a parte hay que pagarles para que asistan a su trabajo. ¡Que bárbaros!

Y si a eso le sumamos los llamados gastos de representación, la asignación mensual que debe hacerle el Estado a cada legislador para las mentadas obras de bien social en sus comunidades (como si su papel no fuera solamente el de hacer leyes y servir de fiscalizador de la labor del Ejecutivo), tenemos una suma astronómica que cada año gastan estos señores cubierta por nuestros bolsillos.

Si pudiera cuantificarse la cantidad de dinero que reciben por debajo de la mesa para que aprueben o no un determinado proyecto de ley atendiendo a intereses de la oligarquía dominicana o de entidades transnacionales, seguramente nos alarmaríamos de la cantidad exorbitante que manejan los señores legisladores, con muy honrosas excepciones.

El Estado Tetera también se manifiesta en el Poder Judicial, blindado mediaticamente por los intereses corporativos que sus miembros representan, allí las labores administrativas están huérfanas de practicas de transparencia, no sabemos como se otorgan los contratos de obras, como se contrata al personal y mucho menos como se maneja el presupuesto en el Poder que esta llamado a juzgar cualquier violación a las leyes que se le someta.

En el ámbito municipal la corruptela apesta. Allí viven del Estado Tetera miles y miles de señores que lo único que saben hacer es bulla en las campañas electorales o acudir a las reuniones de la cúpula del partido enfundados en un traje de corte europeo. Mientras más encumbrados están en la organización, mas cheques reciben en distintos ayuntamientos sin prestar ningún servicio licito.

Y si hurgamos a profundidad en los fondos otorgados por el Estado a los partidos nos puede dar un infarto. Allí la discrecionalidad, el robo, la dilapidación caminan por sus fueros. Porque claro, la democracia cuesta y hay que pagarle una vida de boato y lujos a nuestros queridos directivos partidarios.

Según mis cálculos, hechos empíricamente y de manera conservadora, el Estado Tetera nos cuesta anualmente la friolera de 60 mil millones de pesos, suma esta equivalente casi al total que pagamos por servicio de la deuda externa, o para decirlo en términos mas entendibles: de cada cien pesos que pagamos al Estado en impuestos, la corruptocracia se chupa 30 pesos.

Este calculo sin contar con el famoso diez por ciento que se le otorga a todo funcionario público por contratas, compras, pago de deudas, etc.… Porque si nos metemos ahí podríamos hasta doblar la suma dada anteriormente. Practica esta a todas luces deleznable y que si le aplicáramos todo el peso de la ley habría que hacer una cárcel en la Isla Saona para meter allí a cuanto sinvergüenza se enriquece con nuestro sudor.

A la luz de todas estas realidades, insistimos: en la Republica Dominicana hace falta un cambio radical. La IV Republica ya no sirve, nuestro modelo de democracia no ha podido rendir los frutos esperados. El sistema de partidos, secuestrado por mafias, colapso, se desplomo, es inservible. Esta partidocracia corrupta que hoy domina la escena nacional se ha convertido en el opio de la conciencia ciudadana.

Debemos desmontar el Estado Tetera para construir un nuevo Estado Socialista, de Derecho y Justicia Social que cumpla con su rol de proteger a l@s ciudadan@s. Para ello es necesaria la refundación de la nación dominicana. Debemos ir directo a la constitución de la V Republica, a través de una Asamblea Constituyente que no este contaminada por estas mafias que se visten de partidos y que se creen los dueños de la democracia, los amos del país.

La Republica Dominicana debe transitar el camino de Venezuela, Bolivia y Ecuador que están naciendo de nuevo. Desafortunadamente, en 2008 estaremos ante más de lo mismo buscando más para los mismos. Pero, a partir de ahí estoy seguro que empezara una nueva era. El resultado electoral marcara el punto de quiebre del actual modelo y el inicio de la cuenta regresiva para la recuperación de la política, el retorno a Duarte y el renacimiento de la Patria. Por ahora, solo nos toca seguir haciendo conciencia, despertando a la sociedad toda, porque la espada de Bolívar se acerca empuñada por Juan Pablo Duarte, pronto la Patria Vuelve. Una nueva Republica Dominicana es posible. Un nuevo país esta en marcha.

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