martes, 30 de septiembre de 2008

Los y las jóvenes “estamos aquí”




Por: Guillermo Peña Capellán

“Estamos aquí”; ese fue el gran slogan del I Congreso Nacional de Juventudes del Colectivo Latinoamericano de Jóvenes, celebrado los días 20 y 21 del mes en curso, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en la Plaza Bartolomé De las Casas, respectivamente.

Este lema pretende demostrar que la mayoría de los y las jóvenes estamos aquí; trabajando, estudiando, aportando ideas y superándonos día a día para construir el país que anhelamos.

Antes de detallar lo acontecido en dicho congreso, es necesario saber cómo surge el Colectivo Latinoamericano de Jóvenes.

En el año 2007, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, inició en 17 países de América Latina, el proyecto “Colectivo Latinoamericano de Jóvenes Promotores en Juventud” con el apoyo de la Fundación Kellog.

El colectivo dominicano nace a partir del Taller Nacional de Juventud en el que participaron diferentes grupos juveniles, tales como, Jóvenes Unidos por un Estado Sano (JUES), Colectivo Plaga, La Multitud, Red por la Integración y Desarrollo Juvenil de la provincia de Monte Plata (REDIDJ), Movimiento Instituto Teresiana (MIT-Joven), Circoopan, Jóvenes por Siempre, Los pandémicos de Herrera, Forjando Patria (FP), Movimiento Erranticista, Red Nacional de Jóvenes, Visión Mundial, entre otros.

A pesar del aguacero, el reducido presupuesto y todos los imprevistos; se realizó el I Congreso Nacional de Juventudes “Estamos aquí”.

Allí fueron presentados y comentados los resultados de cinco investigaciones realizadas por jóvenes dominicanos y haitianos, las cuales fueron compiladas en el libro “Jóvenes en el Saber” lema del Congreso de Jóvenes Investigadores de Latinoamérica sobre juventud, que será celebrado en Chile.

Las investigaciones son: Propuesta participativa de implementación de la Ley General de Juventud de la República Dominicana: una ley secreta. A cargo del economista Hecmilio Galván. Conocimientos, creencias, actitudes y prácticas de jóvenes que viven con el VIH y su condición de salud en relación a los medicamentos antirretrovirales. Presentada por José Jairo Valenzuela, y “Acceso y uso de Internet en los y las jóvenes de República Dominicana” una mirada a la brecha digital y social. A cargo de quien le escribe.

Por otro lado, el tema Violencia urbana en Cité Soleil y Jalousie fue presentado por Dimitri Jean, y El uso del preservativo en jóvenes de Puerto Príncipe; según edad, género, escolaridad y religión, estuvo a cargo de Bernardin Amazan.

Cientos de jóvenes dominicanos/a y varios jóvenes haitianos/as participamos unidos al día siguiente en las actividades artísticas y culturales celebradas en la Plaza Bartolomé de las Casas.

Con música, teatro, danza, pintura, zancos y otras expresiones artísticas la juventud presente disfrutó de un día diferente, demostrando una vez más la capacidad que se tiene de aprovechar las ofertas de crecimiento académico, político, social y cultural.

Las actividades de pintura empezaron desde temprano a cargo del joven pintor Renato Encarnación junto a otros 10 pintores; las de zancos las coordinó Guillermo Liriano; teatro, Isabel Spencer, mientras que en danza y música fueron responsables el grupo Alemar Capoeira, DJ Efrén Ricardo Camargo, la banda musical Son Abril y el cantautor Janio Lora.

Actividades como éstas nos demuestran que los y las jóvenes estamos aquí promoviendo la diversidad y enfrentando nuestras realidades, para así construir una nueva República Dominicana, la que merecemos.

Wilton, el ciudadano

Por: José Carlos Nazario

En estos días el senador Wilton Guerrero ha demostrado ser un hombre responsable. Ha manifestado su arrojo, como en su momento ha ocurrido con muchos hombres y mujeres en nuestro país.

En esta ocasión sin embargo, se le ha querido asumir como un vengador justiciero que interpela sin miramientos prácticas que por diversas razones son motivo de alarma. Esta búsqueda por parte diversos líderes de opinión de presentarlo como un superhombre puede parir frutos podridos.

El tema de la droga, por su carácter complejo, su factura violenta, pero sobre todo, su condición de medio de ascenso económico de sectores, para muchos, de incómoda ralea, es bastante sensible en nuestro país.

Otras voces han tomado este discurso, en tiempos pasados, con fines de ensombrecer reputaciones y ganar prestigio sin mérito alguno, asumiéndose como héroes. No sucede de la misma manera con asuntos de la misma gravedad.

Tristemente, temas de importancia capital, son simplemente obviados por la opinión pública, sin más. No hemos escuchado, en ese sentido, la voz de ningún notable levantarse contra la evidencia de fraude, que desde todos los sectores tradicionales se exhibe a la hora de practicar el clientelismo político.

Esta aberración, como la que denuncia el Senador de Peravia, es tan común en su pueblo como en cada provincia del territorio nacional. Nadie habla del lavado de activos como motor del crecimiento económico acelerado en los últimos años y su incidencia en que dicho crecimiento no toque fondo y se traduzca en desarrollo y bienestar social.

Nadie dice nada ante la pantomima que nos han montado en torno a los condenados del caso Baninter.

De ninguna manera cuestionamos la legitimidad y el derecho del valiente legislador a denunciar las cuestiones que considere. Para nosotros es un honor compartir la calidad de ciudadano con un hombre de su talante.

Ahora bien, la respuesta a su conducta es más preocupante que positiva para la salud de nuestra república. El solo hecho de que hoy día, según él mismo ha asegurado, su cabeza tenga precio, nos permite comprobar el saldo de esa actitud. Erigir héroes en sociedades que son o aspiran a ser democráticas, no es otra cosa que una muestra de fractura. Los titanes, en los regímenes republicanos deben ser relegados al plano de las leyendas.

Lo que queremos decir es que nos oponemos a que ese Guerrero senador corra la misma suerte de su colega, olvidado por casi todos, Darío Gómez y su causa sea enterrada junto a la inercia de su cuerpo. No. El heroísmo tiene serios y nocivos efectos.

Hace poco escuché al antiguo dirigente reformista Víctor Gómez Bergés decir, que las sociedades como la nuestra, con gran debilidad institucional, deben respetar y poner en buen sitial a sus figuras notables.

Consideramos que su proposición es equivocada. Crear y fortalecer instituciones, promover cultura institucional y derribar los altares cimentados en grandes hombres, para que cada ciudadano y ciudadana se convierta en un pequeño héroe en ejercicio de sus facultades, es nuestra propuesta. Para esto, se hace necesario, más que preservar a los “respetables”, cuestionarlos, asumir que cada uno actúa, como Wilton, como un simple ciudadano.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Mi tercer amor


Por: Millizen Uribe

Fue cuando cursaba el tercero de bachiller que tomé la decisión definitiva: estudiaría periodismo. La noticia no cayó muy bien entre uno que otro familiar o amigo que me confesaron soñaban verme convertida en toda una ingeniera industrial o tal vez en una abogada (“carrera que te iría muy bien porque te encanta discutir”).

Hubo otros que no se alarmaron confiados en que al terminar el bachiller el periodismo se integraría a esa lista de “carreras con las que Míllizen alguna vez soñó”.

Mas, al momento de concluir el cuarto de bachillerato y tomar el acostumbrado test -para ver qué carrera seleccionar y comprobar que los resultados se correspondían con mis deseos- ya mami se sumó públicamente a la lista de personas que clamaban: ¡considera otra profesión!

Pero ni lo poco lucrativa, ni lo mal pagada y ni siquiera lo peligrosa (“¡niña todavía recuerdo el asesinato de Orlando Martínez1”, decía mi abuela) que pudiese resultar el ejercicio periodístico me hicieron cambiar de decisión.

Conciente del gran poder que tenía la prensa, soñaba con llegar a los medios de comunicación y utilizar su influencia para ayudar a los más necesitados (si así tan cursi como suena).

Fue así como duré tres años y medio estudiándola y ya llevó unos 4 ó 5 años ejerciéndola. ¿Qué si me arrepiento de mi decisión?


Pues para nada. Todo lo contrario, cada día me enamoró más de ella, y si hoy la identifico como mi tercer amor es sólo porque mi familia y mis deseos de cambio social están por encima de todo.

Sin embargo, definitivamente que la sensación de tener una página en blanco frente a mí y al posar mis dedos sobre el teclado del computador ver como, minutos u horas después, la misma página se va llenando de mí, de mis ideas, de mis temores, de mis quejas y propuestas es una de las sensaciones más deliciosas de mi vida.

¡Claro está que amor no quita conocimiento!, por eso estoy más que conciente de todas las debilidades del periodismo, sobre todo del dominicano: falta de ética, poca creatividad… y una que otra vez, lo sufro, lo padezco y hasta me aburro.

Pero recapacitó y una vez más pienso en esa carrera que nos permite darle voz a los más necesitados y entonces me redescubro enamorada de mi profesión.

Y como este es un amor real, que conoce de defectos y virtudes, está conciente que como parte de esa nueva generación de periodistas debemos abogar por revolucionar este ejercicio profesional.

Por eso aunque no pude estar presente en la marcha que los colegas hicieron hacia la fiscalía en apoyo al periodista Vianco Martínez, quiero desde este rinconcito expresar mi solidaridad con él, al tiempo que entiendo esta acción como uno de los miles de pasos que debemos dar en ese largo, pero muy necesario camino que nos dirige a la dignificación del periodismo dominicano, una tarea difícil pero que unidos podemos lograrla.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Alternativa democrática o nostalgia trujillista

Por: José Carlos Nazario

La falta de liderazgo político en los sectores tradicionales y la debilidad que muestra la oposición ha permitido, como hemos dicho en diversas ocasiones, la creación de un espacio de desarrollo para nuevos liderazgos alternativos.

En las pasadas elecciones fuimos testigos de como el ojo mediático enfocó figuras de novedad que, aunque no lograron traducir el entusiasmo en votos, dieron un paso al frente en la diferenciación de sus proposiciones con los siempre presentes partidos rémora o bisagra. Hace poco recibimos la noticia de que una nueva fuerza se suma a la oferta.

Esta vez, otro militar retirado que abraza la promesa, tan exitosa para Hugo Chávez, de la democracia participativa e integral.

El discurso, como el del coronel golpista, nos parece precioso. Repleto de verdades y proyecciones, sin duda, necesarias para nuestro país. Pero al parecer, y las dos opciones de origen castrense que buscan abrirse paso, parecen demostrarlo, se trata de la forma.

Si percibimos las imágenes de los diversos actos donde nuestros hombres de armas en política se proyectan, podemos identificar el fondo: los adláteres de estos líderes en potencia nos dan una muestra de la ralea de los componentes.

Personajes que no han mostrado su devoción por la democracia que predican sus nuevos caudillos, ostentan cargos importantes en las estructuras partidarias. Son avistados y obviados por la mala memoria popular, importantes personeros de “la era” (que afortunadamente ya no es) y personas de reconocida simpatía por ese período oscuro que se ensañó con el Estado y los ciudadanos desde 1930 hasta 1961.

Habría que preguntar de qué se trata realmente. Si la propuesta, encantadora para muchos, de un hombre de mano dura en el poder es compatible con la democracia participativa, entonces, todos los teóricos de la última se equivocan.

Los ciudadanos y no los embotados escogidos del destino, tienen en sus manos el futuro de nuestro país. En momentos de crisis siempre hay espacio para cambios de rumbo que nos lleven a mejores días, pero también para experimentos lamentables. Abramos los ojos.

¿Qué comience la función?

Por: Millizen Uribe

Sólo porque esta columna de opinión me evoca mucha intimidad me atreveré a confesar que hay un tema en el que no soy muy nacionalista que digamos. Ese tema es el cine. Aquí yo, que me considero fiel amante de mi país y que disfruto apoyando todo “lo local”, en lo que se refiere a la cinematografía tengo mis reservas.

Y es que el cine dominicano todavía no me convence. Esto debido a que más que cine, en la mayoría de los casos lo que se hace en el país es llevar las comedias de la televisión a las salas de los cines. Comedias que más que risa, lo que provocan es sufrimiento.

Y es que ¿cómo reírme al ver como se trata el tema del “sankypankismo”? exponiendo entre risas al mundo entero el deseo de estafar al turista que, según la película, tienen los dominicanos.
¿Cómo reírme al ver como a través de una película se reproducen las desigualdades de género ridiculizando los roles y estigmatizando a una mujer independiente como “un macho de mujer”? Reitero que esto más que risa me provoca llanto.

Además, me preocupa el hecho de que en vez de darle oportunidad a las actrices y a los actores dominicanos, los que hayan estudiado actuación, se vive buscando “talento de fuera”, muchas veces basándose más en su apariencia, que en la calidad de su trabajo.

Y el tema me inquieta porque este tipo de películas revelan mucho la autopercepción de nosotros como pueblo, como país. Claro está que no creo que ni en este tema, ni en ningún otro, este todo perdido. De hecho, hay películas como “La cárcel de la Victoria”, “Yuniol” y la más reciente, “Ladrones a Domicilio”, con las que me identifico más por la forma seria de abordar las problemáticas que tratan.

Y no es que descalifique el recurso de la comedia, pero creo que su uso en temas tan delicados debe hacerse con mucho cuidado so pena de no relajar situaciones demasiado graves. No obstante, reconozco que el país apenas empieza a transitar el largo camino de la carrera cinematográfica, y precisamente por esto entiendo que este es el mejor momento de hacer las correcciones de lugar.

Y es que el cine es un recurso demasiado valioso, por lo que no deberíamos de subestimarlo como una importante herramienta para representar y pedir los cambios necesarios en el drama social dominicano.