jueves, 23 de octubre de 2008

Conformismo silente I


Por: Guillermo Peña Capellán

La historia dominicana recoge innúmeros episodios de lucha por la democracia. Hoy por hoy, los aires de libertad que respiramos son gracias a que ayer miles de jóvenes se pronunciaron o perdieron sus vidas peleando en las calles por nobles ideales.

En la actualidad, esas luchas por demandas sociales han mermado debido al conformismo silente de los dominicanos. Y lo peor es que, el crítico o activista social comprometido, que se escapa de ese círculo vicioso; es altamente condenado por la paradójica necedad de reclamar lo que en derecho le pertenece.

El conformismo dominicano se percibe en el día a día con frases cómo: “eso no es na´”, “deja eso así”, “es que somos así, no vamos a cambiar nunca”, “hay que agradecer a Dios por lo que tenemos”, “este país no lo arregla nadie”, “todos roban”, “vota por el menos malo”, “no te quejes tanto, tú protestas por todo”, “antes estábamos peor”, “no hay nada que hacer ya”; entre otras.

A mayor conformismo, mayor pobreza. Sin lugar a dudas, seguiremos teniendo bajos índices de calidad de vida a menos que, reclamemos todos y todas, mayor inversión en los servicios básicos y esenciales.

En el libro “El pensamiento sistémico: los orígenes del social-conformismo” del autor Marcos Roitman Rosenmann, se analiza por qué las sociedades de hoy son tan conformistas.

El conformismo social, explica el autor "es la adopción de conductas inhibitorias de la conciencia en el proceso de construcción de la realidad, es un rechazo hacia cualquier tipo de actitud que conlleve enfrentamiento o contradicción con el poder legalmente constituido".

Asumir la actitud irresponsable de quedarnos callados ante las injusticias y dejar de protestar para “no tener problemas con el gobierno”, es parte intrínseca del problema, no de la solución.

En el año 1972, Herbert Kelman planteó tres formas de conformidad: “complacencia (conformarse públicamente pero conservando en privado las ideas propias), identificación (conformarse, en público y privado, mientras se es miembro de un grupo, pero no cuando se deja al grupo) e internalización (conformarse pública y privadamente, tanto cuando se es miembro de un grupo como cuando se deja el grupo)”

Me preocupa que la gente responda “estoy acostumbrado” cuando se le pregunta cómo está. Esto refleja que, muchas personas ya están cansadas de luchar y han optado por resignarse.

Alguien dijo una vez que, “Nada ocurre sin ser antes un sueño”. Una sola muestra de la certeza de esta frase es que muchas personas decían que, Barack Obama nunca ganaría las primarias estadounidenses por su condición racial.

En la República Dominicana tenemos dos caminos, o rompemos con el conformismo o aceptamos que nunca cambiaremos. ¿Cuál escoges tú?...

jueves, 16 de octubre de 2008

6 de Octubre de 1897; nacimiento de los apagones


Por: Harold Aybar

La electricidad y el alumbrado público llegaron a la ciudad de Santo Domingo el 27 de febrero de 1896 durante el régimen del dictador Heureaux. Desde ese momento los dominicanos comenzaron a disfrutar del servicio de la energía eléctrica, tanto para uso doméstico, comercial, como para el alumbrado de las principales vías. Según datos de la época la ciudad capital no alcanzaba los 30 mil habitantes.

La llegada de tan importante servicio público, como todos los logros del régimen de Heureaux, fue posible gracias a un préstamo que contrajo el Estado con varios agiotistas que permitió solventar la instalación de la primera planta eléctrica mediante un contrato con la empresa norteamericana: "The Edison Spanish Colonial Light Co". A un costo de 24 mil dólares, suma grandiosa para la época.

El día que fue inaugurado el servicio eléctrico en Santo Domingo, fue de regocijo general imagínense ustedes un país que ha vivido en tinieblas, aquél 27 de febrero de 1896 fue sumamente festivo, carnavalesco, con el fondo alegre de varias bandas musicales, y el momento en que se inició el advenimiento de la luz fue saludado por varios cañonazos disparados desde la fortaleza Ozama.

Y como la felicidad de un pobre dura poco, en efecto así fue, las altas sumas que cobraba la compañía por el servicio, luego la imposición de nuevos impuestos para cubrir el préstamo que permitió su instalación y acto seguido la renuncia del ayuntamiento de la ciudad a la administración de la planta, situación ésta que parece ser el primer eslabón de lo que parece ser una cadena interminable, pues al momento de usted leer este artículo aun existen los apagones. Una crónica del periódico Lístin Diario del 6 de octubre del 1897 señala: comenzaron los apagones. Anoche la ciudad estuvo a oscuras y según parece se debe a que están limpiando las calderas de la planta eléctrica. De manera que es seguro que estaremos dos o tres días sin luz.

Es consabido por todos que los apagones continuaron multiplicándose día tras día poniendo en entre dicho la modernidad, finalmente la primera planta que se instaló en la capital cuya población a pesar de pagar el servicio vivía permanentemente padeciendo de apagones, se fundió y tuvo que ser sustituida. Y a pesar de la mala experiencia capitalina la cuestión del alumbrado público se convirtió en una demanda febril de toda la población del país.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Día de luto, no de fiesta


Por: Millizen Uribe

Así debería ser declarado el 12 de octubre, pues su denominación como día de la raza se queda corta ya que la ausencia de las palabras exterminio e indígena dejan la idea incompleta por demás. Por eso, y con fines de dejar clara y bien sentada la memoria histórica, se hace preciso recordar que un día como este más que el encuentro de dos culturas marcó el inicio del exterminio de una.

Y es que ¿Cómo ignorar que Cristóbal Colón vino a estas tierras con el objetivo de aumentar sus riquezas y las de la corona española?

¿Cómo celebrar una llegada que más tarde se tradujo en explotación, torturas, vejaciones y, finalmente, casi el exterminio total de la raza indígena que habitaba las tierras de América?

¿Cómo celebrar el irrespeto, el menosprecio de la cultura indígena y la imposición de una lengua, una raza y una religión ajena a ellos?

Es precisamente por estas razones que nunca voy a entender ¿por qué en este país hay un faro a colón, y no uno a Duarte?

¿Por qué recibimos cada 12 de octubre con alegría y no con tristeza?

¿Por qué los textos de los libros de historia de primaria continúan diciendo que Colón descubrió América, algo que los maestros repiten sin el mínimo nivel de criticidad?

Y planteo estas preguntas sin fines de desempolvar odios y resentimientos históricos, sino más bien para conocer, y en otros casos recordar la verdad, que ella nos haga libres y nos impida cambiar nuestro oro por esos espejitos que todavía hoy día traen manos foráneas.

Y es que la llegada de ideas, proyectos de islas artificiales y tratados comerciales del exterior dan la impresión de que en muchos países extranjeros impera la idea de que “aquí hay indios”.

martes, 14 de octubre de 2008

De foros y forúnculos


Por: José Carlos Nazario

En días pasados la FINJUS y Agripino Núñez Collado convocaron para tres foros con el objetivo de discutir el tema constitucional. En un principio vimos con cierto recelo dicho llamado, pues venía de los mismos sectores que, vendiéndose como los principales propulsores de los cambios institucionales, suplantan las instituciones para imponer la democracia de aposento. No creemos que sea coincidencia, que en los momentos críticos de la vida pública, a la hora de concertar, siempre salgan gananciosas las posturas más conservadoras. Tras la invitación se produjo el pronunciamiento de los presidentes de ambas Cámaras del Congreso, señalando que cualquier cónclave ajeno al Legislativo supone usurpación de funciones.

No llegamos a tan radical postura. Sin embargo, consideramos interesante evaluar la convocatoria “pública” para participar en los recintos de la academia pontificia discutiendo la Constitución de todos.

Verificar si realmente se trata de una invitación a una discusión abierta, o si, por el contrario, como confirman algunos, requiere invitación, sería bastante pertinente. Sucede que nos han querido acostumbrar a que la democracia se profundiza con la suma de los “costelitos” que convocan amigos de intereses non sanctos.

Nada más ajeno a la realidad. Nada más lejos de la participación ciudadana que el hecho de que aquellos, que perciben, en un mes, más de lo que el dominicano promedio gana en todo el año, se reúnan a decidir nuestro futuro.

Lo lamentable es que los sectores alternativos que, por su triste oposición a todo, no se han interesado en el estudio de las propuestas constitucionales, no hayan exigido que se discuta una Carta Magna que no nos será ajena, “en cada colmadón”, en cada esquina.

Hagamos valer nuestra opinión, hagamos escuchar nuestra voz, sabiendo que las vistas públicas son el mejor escenario para hacerlo. Discutamos todos, en la escuela, la universidad, el trabajo, en casa, la junta de vecinos, en el gremio, el sindicato, en todas partes. Pero no nos dejemos envolver. Al parecer, nos quieren confundir foro con forúnculo, quizás lleguemos a creer que consenso es igual a complicidad.

Estimada Quisqueya la bella…


Por: Crystal Fiallo

Te ofrezco mi más caluroso saludo desde unos cuantos kilómetros lejos de tus costas. Decidí emprender un viaje de más de 10 horas para explorar nuevos horizontes académicos en busca de respuestas a tus problemas.

Al parecer, quedarme dentro de ti no es suficiente para nadie, más que para mi patriotismo empedernido. He tenido que salir de tus hermosas mantas verdes y sonrisas gratis para obtener lo que hoy, al parecer, es una visa para alcanzar mejores puestos de trabajo: una maestría.

Me encuentro en Inglaterra. Quería darte todos los detalles, aunque te pido disculpas porque sé que actualmente estás lidiando con bastantes problemas como para prestarle atención a esta emigrante caprichosa. Sé que el tema de los médicos, el GLP, los caramelos diabólicos, la droga, tus cambios climáticos, entre otras cositas, te tienen bastante entretenida por lo que no te voy a quitar mucho tiempo.

Quería informarte que estoy estudiando el tema de desarrollo para ir a trabajar, si así nos lo permiten las autoridades, en el plan de desarrollo que necesitas para ser sanada. Sé, Quisqueya, que has esperado mucho por eso, pero a lo mejor tenemos suerte y el grupito de ciudadanos/as que creemos en ti podemos hacer algo para mejorar tus penas y curar tus heridas.

También quería que te enteraras que he confirmado mi eterno “aficie” por ti. Sé que algunas veces escribo cosas que pueden herir tus brisas o tus rayos de sol, pero siempre lo hago por una buena causa.

Ahora que estoy lejos reitero, confirmo, afirmo, insisto, garantizo, aseguro, que te amo como a nada en el mundo. Esas raíces que me atan a ti llegan hasta el otro lado del charco. Es un cordón umbilical que me mantiene viva.

Sé que muchas personas, residentes en el exterior, que lean esta carta dirigida a ti, sentirán un estrujón en el alma, y recordarán ese vacío que sintieron el día que llegaron a un suelo desconocido. Pues a ustedes les digo que ese vacío se llama identidad, ese vació es cultura, es “raíces”; ese vacío es el verdadero símbolo de la dominicanidad. No busquemos nuestra identidad en cervezas, reinas, atletas o sopitas: nuestra nacionalidad está dentro de nosotros, sin importar distancias.

Hoy estoy lejos de ti porque todo se ha vuelto una intensa competencia en el ámbito académico, laboral, profesional, y no puedo quedarme atrás. Además, salir de vez en cuando de tu cuerpo me recuerda y enseña soluciones simples para problemas básicos que países como este, con personas comunes y corrientes, encontraron y avanzaron.

Ando en busca de tu cura. No te desesperes. No llores más y trata de relajarte, eres demasiado bella para estar sufriendo por hombres estúpidos que no te valoran y no te ofrecen lo que te mereces. A levantar la cabeza, que el futuro nos espera.Te ama, siempre tuya,

Crystal la isleña…