viernes, 1 de agosto de 2008

¿La respuesta a todos los males?


Por: Millizen Uribe

Como su única alternativa, así entienden muchas personas la migración, la cual defienden como un mecanismo valedero para salir de la pobreza y de la miseria que puedan estar padeciendo en sus respectivos países.

Así, señalan que es un proceso natural, que debe carecer de normativa y que debe dejarse al libre albedrío de las personas, quienes si así lo desean pueden cruzar cuantas fronteras se les antoje.

Indican, además, el carácter histórico de las migraciones, las cuales ciertamente han estado presente a través de la historia de todos los pueblos.

Como un retroceso, así entiende otro grupo de personas las migraciones, las cuales consideran lascivas para el fin último de la construcción de mejores países, pues explican que la salida de unos ciudadanos de su país de origen, por problemas económicos, sociales, culturales e inclusive políticos, no contribuye en nada a la solución de los mismos, sino que la aleja.

Y es que, según argumentan, el hecho de que las personas “salgan corriendo” ante un problema de su país no incide en la solución.

Si vemos esto gráficamente tenemos que, por ejemplo, ante el desempleo, una persona se va, y, ¿qué pasa entonces?, pues que el Estado obvia su responsabilidad de implementar una política laboral.

Ambas posturas representan las dos caras del debate que actualmente se sostiene referente a las migraciones, un fenómeno que en la actualidad presentan rasgos de evolución, pues anteriormente, los desplazamientos de nuestros antepasados estuvieron motivados por hechos como la formación de los primeros imperios (Egipto, Persia, Grecia, Macedonia, Fenicia) y el desarrollo de la navegación.

Después se acrecentó con el inicio de la Revolución Industrial, la cual motivó grandes desplazamientos humanos, pues se ameritaba de mano de obra barata, la cual fácilmente proporcionaban los migrantes de los países pobres.

Esta situación sumada a las convulsiones políticas y sociales del siglo pasado provocó que Estados Unidos y la misma Europa motivaran la migración como forma de tener obreros y de descongestionar y evitar así las revueltas sociales.

Sin embargo hoy día, definitivamente hay un cambio en la visión acerca de la migración. Países que antes eran receptores de migrantes, inclusive que la fomentaban están promoviendo y desarrollando políticas anti migratorias.

Ejemplos reciente de esto lo constituye la propuesta de construcción de un muro para sellar la frontera con México, en los Estados Unidos, y la propuesta que presentó España de pagar a los migrantes que están allá, sobretodo a los desempleados, para que regresen a sus países.

A esto se suma el aspecto cultural, el cual señala el politólogo estadounidense Samuel Huntington, quien en su libro Who are we: The Challenges to America's National Identity (Quiénes somos:

Los desafíos a la identidad nacional americana) señala que la migración latinoamericana en gran escala constituye una amenaza tal para la identidad estadounidense que podría“dividir los Estados Unidos en dos pueblos, dos culturas y dos lenguajes”.

Este planteamiento, sumado a informes del Banco Mundial en los que indica que las remesas que envían los migrantes no contribuyen a la eliminación de la pobreza, evidencian la necesidad de discutir y replantearse este tema.

En lo personal veo como muy lamentable el hecho de que muchas personas, inclusive, jóvenes y profesionales, vean la migración como la única salida a todos sus males.

Por eso, aunque respeto mucho la decisión de quienes deciden irse del país, soy de las que se queda aquí, de las que dice que para fuera sólo me iría a hacer una maestría (máximo por dos años), pero que para vivir escojo este país, este pedacito de tierra que me vio nacer.

Y aunque definitivamente disfruto mucho viajar por las posibilidades de conocer y aprender de otras culturas, me quedó aquí a echar la pelea, a cada día enfrentarme con el chofer imprudente, con el político corrupto, con el niño huele cemento, con el funcionario altanero, con el empresario abusador, con el cristiano falso profeta, con el joven desinteresado, con el profesional que está harto…

Y es que es que sólo ellos, usted y yo podemos echar este país hacía adelante y hacer de República Dominicana, además de un país bello, un lugar para vivir dignamente.

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