Por: Pedro René Almonte M.
Por doquier se oyen cánticos a favor y en contra de la repostulación del
presidente Danilo Medina. En cada esquina hay opiniones encontradas entre
detractores y partidarios a la modificación de la constitución del año 2010 que
prohíbe dos mandatos gubernamentales consecutivos.
A nuestro entender no se debe bendecir y mucho menos anatematizar la reelección
presidencial alegando la tan mencionada “falta de institucionalidad”. El asunto
va más allá, se debe analizar el estado actual de cosas y entonces desde dicho
análisis emitir conclusiones que vayan acorde con el momento y la coyuntura
política actual.
¿Hay tiempo o no para modificar la carta magna? en realidad esto no es
cuestión de tiempo, sino de qué es lo más favorable para el pueblo dominicano,
como dicen por ahí: lo bueno no se cambia.
¿Por qué decir que estamos ante un buen gobierno? Para contestar esta interrogante
haremos uso de algunos datos que ya son conocidos: modificación del contrato
desfavorable para el pueblo con la minera Barrick Gold , renegociación de
algunos de los contratos de concesión de peajes a nivel nacional, el
cumplimiento real y responsable de la ley que otorga el 4% del PIB a la
educación, logrando con esto la construcción de miles de planteles escolares a
nivel nacional (cosa que en el pasado más reciente no ocurría puesto que el
grueso de las construcciones se ejecutaban en el territorio del gran Santo
Domingo).
Además, democratización de la asignación de obras de construcción (anteriormente
la mayoría de las construcciones iban a parar a manos de un pequeño y selecto
grupo), transparencia y responsabilidad en la ejecución del gasto y en la
compras y contrataciones del estado, financiamiento blando a pequeños comercios
mediante la banca solidaria, financiamiento a los productores del campo con las
visitas sorpresa del señor presidente, mayor humanización del sector salud,
creación de incentivos nunca vistos para las mi pymes, inicio de plantas de generación
de electricidad para equilibrar el déficit eléctrico, (que a nuestro entender
es el mayor dolor de cabeza de las cuentas públicas), y para cerrar este breve
compendio de argumentos, tenemos la renegociación de la deuda con Venezuela por
concepto de compra y venta de petróleo, lo cual tuvo como consecuencia la
reducción neta de la deuda pública en un 3.3% aproximadamente.
Un estudio
reciente de la CEPAL señaló que al ritmo
que iba la República Dominicana (2005-2013),
tomaría más de 45 años eliminar la pobreza en el país. Al ritmo actual solo
bastaran 16 años para acabar con la pobreza. Enlacemos este dato con lo que
pasa en nuestra América Latina cuando hablamos de reelección presidencial: En
Ecuador, se reelige Rafael Correa (reelecto dos veces), en Nicaragua, se
reelige Daniel Ortega, en Brasil se reelige Dilma Rousseff (reelecta
recientemente), en Argentina, Cristina Fernández viuda de Kirchner (gobierna
desde 2007), y como no mencionar a Juan Evo Morales Ayma (presidente
de Bolivia desde el 2006 y recientemente reelecto). Dicho todo esto, ¿Cómo
renegar la reelección del presidente Medina? De ninguna manera, muy por el
contrario, posiblemente estemos ante el primer caso de Reelección Saludable en la República Dominicana.
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