Por: Pedro René Almonte Mejía
El termino antihéroe es utilizado usualmente para
definir personajes de novela con características antitéticas al llamado a ser
admirado por sus hazañas y virtudes (el héroe).
Los antihéroes muchas veces salen de la ficción, son exportados desde
las páginas de un libro de fantasía, otras tantas los antihéroes son de carne y
hueso, y aquí en República Dominicana hay uno en específico.
El antihéroe, personaje desprovisto de cualidades como:
honor, belleza, integridad, moral, pasa a ser el protagonista de la novela,
pero ¿por qué? en ocasiones el antihéroe desplaza al héroe y esa figura que los
demás necesitan admirar se nutre del personaje equivocado por la ausencia de
héroes; porque al fin y al cabo todo el mundo necesita a quien admirar, sólo que
algunos deciden admirar al personaje equivocado.
El antihéroe no
tiene patrón de comportamiento determinado, sigue su propio guión, por ejemplo
nuestro antihéroe ha sido capaz de servirse del sistema que tenemos para enriquecerse,
corromper, embaucar y agenciarse apoyo de lo más alto de nuestra sociedad y
aunque todos lo niegan, andan muchos preocupados y atormentados porque el antihéroe
sabe mucho y aparentemente no tiene ningún inconveniente en decir lo que sabe. El
antihéroe supo servir y servirse de la clase dominante.
Dijo Carlos Marx: “Las ideas de la clase dominante son las ideas
dominantes en cada época”; dicho en otros términos, la clase que ejerce el
poder material dominante
en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante.
De modo que cuando nos faltaron los héroes, los
dominicanos colocamos en su lugar al antihéroe.“Cuando una sociedad carece de héroes, el
antihéroe pone la letra, pone la música y pone la mesa”.
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