miércoles, 21 de octubre de 2009

Jaque mate a la ciudadanía


Por: Crystal Fiallo

Qué tan difícil es entender que si a un pueblo no se le presta atención, se le irrespeta burdamente y públicamente y además se juega con su inteligencia, no hay posibilidad de gobernarlo. Qué tan difícil es entender que de eso se trata la buena gobernanza. Qué tan tedioso es comprender que si la clase política NO escucha a los ciudadanos y ciudadanas están proclives a fracasar (quizás no a corto plazo pero sí al largo).

Los dos partidos mayoritarios hacen pactos como si el país fuera un juego de ajedrez. Mueven sus fichas cuando quieren y como quieren, haciéndole jaque mate a un pueblo indefenso que cada vez más se vuelve su cliente, su presa, su víctima.

Pero ven acá, epliquenme’ si es justo que dos personas se sienten a unilateralmente decidir el destino de nuestro destino; el futuro de nuestro futuro, o el derecho a nuestros derechos. ¡Pero y por queéeeeee!! El mensaje que nos envían es que no debemos ser sujetos sino objetos…

Que seamos espectadores y no protagonistas. Quieren que seamos pacientes mientras se cocina lo que ellos decidieron poner en su menú. ¡Así no, así no! Los olores que se desprenden de esa cocina no huelen nada bien y para colmo ni siquiera sabemos lo que vamos a comer. Demasiada discrecionalidad en el acceso a la información sobre los asuntos públicos tratados en el pacto miguelin-leonelin.

Esto no es solo con la reforma constitucional, sino también con las dinámicas de esos dos partidos políticos que se han convertido en los jefecitos del país. Pero, ¿y qué es lo que pasa? Somos muñecos vudú rodeados de agujas que no paran de pincharnos; ¡basta ya!

¿Qué es lo que pasa? Nos están convirtiendo en un pueblo ingobernable. La delincuencia, las manifestaciones, la no participación ciudadana, son expresiones de que casi estamos tocando fondo. Aunque en la reforma no se nos reconoció el mecanismo ciudadano de revocación de mandato y se nos “regaló” herramientas consultivas (cuando debieron ser deliberativas), no todo está perdido pues aún tenemos nuestras consciencias, nuestros votos, nuestra voz y nuestro corazón para poder pronunciarnos y detener cualquier barbarie. Hay que invadir las cabezas, las sillas y las decisiones de aquellos/as que se conducen como autoritarios/as.

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