Por: Millizen Uribe
No me gusta escribir aquí relatos muy personales, pero en esta ocasión una historia muy personal es la mejor manera de compartir con ustedes mi entrega de esta semana. Sucede que cuando una milita en el Partido de los Sueños, ese que fomenta la necesidad de luchar por una mejor República Dominicana, se atreve a soñar y a visualizar que las cosas en el país pueden marchar mucho mejor.
Pero a veces cuando una ve el incremento de los ya tradicionales apagones, de los cuantiosos casos de corrupción y le sigue el ritmo al constante chachareo de los politiqueros puede pensar que ese sueño es imposible.
Pues precisamente en esa semana, cuando me encontraba reflexionando sobre estos temas, a mi novio, que conoce muy bien mis gustos e ideas, se le ocurrió invitarme a ver una película: “Operación Valquiria”, quizás muchos de ustedes la conozcan o por lo menos alguien le habrá hablado de la buena actuación o de lo bien que en ella luce Tom Cruise, pero si la vieron coincidirán conmigo en lo imponente del mensaje que envía el relato cinematográfico: las batallas hay que librarlas.
Y es que en ella se narra el elogiable intento que un grupo de oficiales alemanes, organizados por el coronel conde Claus von Stauffenberg, hicieron para derrotar al dictador alemán Adolf Hitler.
Ellos desde un principio conocían lo difícil de su lucha y estaban conscientes de las repercusiones que sufrirían en caso de que su plan fallará, mas el miedo a la muerte, represalia obligada del régimen nazista, no los detuvo, sino que el amor a su patria y el sueño de ver a Alemania libre primó en ellos.
El plan fracasó, ellos fueron fusilados pero años después sus ideas germinaron y dieron como fruto un país libre. Justo dos días después, precisamente la noche del sábado, se repitió la invitación para compartir otra película, en esta ocasión: “Batalla en Seattle”, la cual también se inspira en hechos verídicos, pero en este caso de la dramática situación que tuvo lugar en el encuentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle en 1999, donde unos 100.000 manifestantes se lanzaron a la calle en protesta contra la poderosa organización supranacional.
A primera vista su lucha por impedir esa reunión parecía imposible, más bien se asemejaba al clásico enfrentamiento del huevo y la piedra, sin embargo los manifestantes lograron su objetivo: la reunión se suspendió. ¿Qué si fue fácil lograrlo? ¡Claro que no! Muchos manifestantes fueron arrestados, golpeados y muy maltratados, sin embargo, ellos, al igual que los valientes oficiales alemanes, estaban conscientes de ese riesgo y muy dispuestos a pagar este precio por una cuota de libertad.
Ya el domingo la invitación la hice yo, y, por supuesto, fue para ir juntos al concierto Música por los Haitises. Acudir a este evento cerró con broche de oro mi semana, la cual concluí con la convicción de que: “La batalla continúa”. Y es que formar parte de los miles de dominicanos que ese día se dieron cita en la Plaza España para a ritmo de rock y trova gritar al mundo que entre el cemento o la naturaleza elegimos naturaleza, agua y vida, me hizo confirmar que sí, que en la República Dominicana la batalla continúa.
La lucha ahora no es contra un hombre como Adolf Hitler, ni contra una organización como la OMC, la lucha de hoy día es contra todo un sistema. Pero es también contra el pesimismo y la conformidad, contra las ganas de tirar la toalla y conformarnos con este mal intento de país. Ahí en la Plaza España, tomada de la mano del amor de mi vida y en la buena compañía de amigos, amigas y de compañeros de sueños e ideales me reiteré que la batalla debe de continuar.
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