Por: Millizen Uribe
La mañana del pasado 18 de enero algo llamó sobremanera mi atención. Coincidencialmente, asistieron a algunos de los principales programas matutinos de la televisión una gran parte de los aspirantes a la presidencia de la República por los tres partidos tradicionales.
La primera fue la doctora Milagros Ortiz Bosch, quien a las siete y diez de la mañana ya estaba en Portada 15. En la intervención su discurso estuvo centrado en su slogan de campaña: “El cambio en que podemos confiar”. Así doña Milagros se vendió como una candidata nueva y diferente, tratando que olvidemos su cuota de responsabilidad en el gobierno de Hipólito Mejía, en el cual ella ostentó la vicepresidencia.
Además, hoy critica que este gobierno no priorice el tema de la educación, pero durante su gestión como secretaría de educación esta cartera tampoco contó con los recursos que contempla la ley 6697, e Hipólito en el 2003 sólo le asignó 10, 000 millones, cifras que no se corresponde con el 4 % de PIB ni con el 16 % del presupuesto nacional.
Más adelante, como a las ocho, llegó Miguel Vargas Maldonado a Revista 110. El ingeniero manifestaba estar en una onda diferente a la de doña Milagros, que arremetió contra Vargas calificándolo de pupilo de Hipólito y Leonel. Utilizando la táctica de venderse como el conciliador, su alocución se concentró en hablar de la unidad partidaria.
Su discurso sólo se endureció para criticar al gobierno, ¡porque eso es lo simpático!, y así pretende que nos olvidemos que durante la gestión de Hipólito, él como ministro de obras públicas no desarrollo una política conforme a lo que necesitaba el país.
Más tarde, la mañana continuaba subiendo, y el licenciado Danilo Medina llegó a Matinal 5. Es precisamente Medina uno de los que posee las pretensiones más altas, pues él procura que olvidemos que, hasta noviembre pasado, era uno de los ministros con mayor influencia en el gobierno. Por lo tanto, tiene mucho que ver con las decisiones y medidas que se tomaban en la casa de gobierno. Pero claro, como ahora es precandidato utiliza una estrategia en la que busca distanciarse y así diferenciarse del gobierno.
En la entrevista, Medina propuso al Gobierno reducir los impuestos y habló de la necesidad de que el crecimiento económico llegue a la población y no se quede en las cifras oficiales. Sin embargo, los legisladores que responden a las directrices del licenciado Medina aprobaron la reforma fiscal del gobierno, hoy criticada por el señor Danilo.
Además, Danilo, al igual que doña Milagros, hace uso de una táctica consistente en utilizar un discurso populista en el que intentan asumir teóricamente los discursos de la izquierda social para llenar de una manera fácil y cómoda las expectativas de la gente, e intentar recuperar una credibilidad que saben perdida.
Pero Eduardo Estrella no faltó. Participó en Telematutino 11 y allí la emprendió contra el gobierno, porque, como dije anteriormente, esto garantiza simpatías.
El dirigente reformista se mostró preocupado por los muchos dominicanos, principalmente jóvenes, que se ven obligados a abandonar su país y su entorno porque carecen de oportunidades y no visualizan una pronta solución para los problemas tradicionales.
Con este discurso pretende el señor Estrella que olvidemos que su precandidatura proviene de un partido que ha prometido continuar la obra de Balaguer, obra que muchos defienden, pero que el contradecirla llevó a la tumba a muchos jóvenes como los que hoy quiere Estrella que voten por él.
¿Y el Presidente Leonel Fernández? Él no fue a la televisión esa mañana pero sin duda alguna a él le corresponde el máximo galardón pues pretende que olvidemos, nada más y nada menos que el presente, pero no cualquier presente, sino uno muy fresco en él que la población está pagando las consecuencias de un capricho como la construcción del Metro que resulta insuficiente para resolver el problema de transporte de la ciudad de Santo Domingo y mucho menos del país y padece de problemas tradicionales como falta de energía eléctrica, de agua potable, el elevado costo de la vida, la corrupción y otros más nuevos como el auge de la inseguridad ciudadana .
Mientras, el discurso del Presidente, ¿o del candidato?, ya raya en lo contradictorio porque aunque en su alocución del día anterior en la inauguración del Congreso Nacional del Foro por la Excelencia de la Educación dijo que sólo la educación salva al pueblo dominicano, no le asignó el presupuesto que le corresponde y prefirió priorizar su inversión en el Metro.
Dicen que recordar es vivir. Hoy recordar es una de las fórmulas que tiene el pueblo dominicano para no dejarse confundir y a partir de una campaña que apuesta al olvido volver a cometer los mismos errores.
La mañana del pasado 18 de enero algo llamó sobremanera mi atención. Coincidencialmente, asistieron a algunos de los principales programas matutinos de la televisión una gran parte de los aspirantes a la presidencia de la República por los tres partidos tradicionales.
La primera fue la doctora Milagros Ortiz Bosch, quien a las siete y diez de la mañana ya estaba en Portada 15. En la intervención su discurso estuvo centrado en su slogan de campaña: “El cambio en que podemos confiar”. Así doña Milagros se vendió como una candidata nueva y diferente, tratando que olvidemos su cuota de responsabilidad en el gobierno de Hipólito Mejía, en el cual ella ostentó la vicepresidencia.
Además, hoy critica que este gobierno no priorice el tema de la educación, pero durante su gestión como secretaría de educación esta cartera tampoco contó con los recursos que contempla la ley 6697, e Hipólito en el 2003 sólo le asignó 10, 000 millones, cifras que no se corresponde con el 4 % de PIB ni con el 16 % del presupuesto nacional.
Más adelante, como a las ocho, llegó Miguel Vargas Maldonado a Revista 110. El ingeniero manifestaba estar en una onda diferente a la de doña Milagros, que arremetió contra Vargas calificándolo de pupilo de Hipólito y Leonel. Utilizando la táctica de venderse como el conciliador, su alocución se concentró en hablar de la unidad partidaria.
Su discurso sólo se endureció para criticar al gobierno, ¡porque eso es lo simpático!, y así pretende que nos olvidemos que durante la gestión de Hipólito, él como ministro de obras públicas no desarrollo una política conforme a lo que necesitaba el país.
Más tarde, la mañana continuaba subiendo, y el licenciado Danilo Medina llegó a Matinal 5. Es precisamente Medina uno de los que posee las pretensiones más altas, pues él procura que olvidemos que, hasta noviembre pasado, era uno de los ministros con mayor influencia en el gobierno. Por lo tanto, tiene mucho que ver con las decisiones y medidas que se tomaban en la casa de gobierno. Pero claro, como ahora es precandidato utiliza una estrategia en la que busca distanciarse y así diferenciarse del gobierno.
En la entrevista, Medina propuso al Gobierno reducir los impuestos y habló de la necesidad de que el crecimiento económico llegue a la población y no se quede en las cifras oficiales. Sin embargo, los legisladores que responden a las directrices del licenciado Medina aprobaron la reforma fiscal del gobierno, hoy criticada por el señor Danilo.
Además, Danilo, al igual que doña Milagros, hace uso de una táctica consistente en utilizar un discurso populista en el que intentan asumir teóricamente los discursos de la izquierda social para llenar de una manera fácil y cómoda las expectativas de la gente, e intentar recuperar una credibilidad que saben perdida.
Pero Eduardo Estrella no faltó. Participó en Telematutino 11 y allí la emprendió contra el gobierno, porque, como dije anteriormente, esto garantiza simpatías.
El dirigente reformista se mostró preocupado por los muchos dominicanos, principalmente jóvenes, que se ven obligados a abandonar su país y su entorno porque carecen de oportunidades y no visualizan una pronta solución para los problemas tradicionales.
Con este discurso pretende el señor Estrella que olvidemos que su precandidatura proviene de un partido que ha prometido continuar la obra de Balaguer, obra que muchos defienden, pero que el contradecirla llevó a la tumba a muchos jóvenes como los que hoy quiere Estrella que voten por él.
¿Y el Presidente Leonel Fernández? Él no fue a la televisión esa mañana pero sin duda alguna a él le corresponde el máximo galardón pues pretende que olvidemos, nada más y nada menos que el presente, pero no cualquier presente, sino uno muy fresco en él que la población está pagando las consecuencias de un capricho como la construcción del Metro que resulta insuficiente para resolver el problema de transporte de la ciudad de Santo Domingo y mucho menos del país y padece de problemas tradicionales como falta de energía eléctrica, de agua potable, el elevado costo de la vida, la corrupción y otros más nuevos como el auge de la inseguridad ciudadana .
Mientras, el discurso del Presidente, ¿o del candidato?, ya raya en lo contradictorio porque aunque en su alocución del día anterior en la inauguración del Congreso Nacional del Foro por la Excelencia de la Educación dijo que sólo la educación salva al pueblo dominicano, no le asignó el presupuesto que le corresponde y prefirió priorizar su inversión en el Metro.
Dicen que recordar es vivir. Hoy recordar es una de las fórmulas que tiene el pueblo dominicano para no dejarse confundir y a partir de una campaña que apuesta al olvido volver a cometer los mismos errores.
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