Por: Pedro Almonte
Vivimos
tiempos en que la información está a la distancia de un click. Conocer de un
tema cualquiera se hace ciertamente fácil, por esta razón no se puede pretender
actuar a la sombra y pensar que nada se sabrá.
Se oye
hablar de corrupción, impunidad, transparencia, pero realmente, ¿Desde cuándo
somos corruptos? ¿Quiénes son los corruptos? Podemos empezar diciendo que es
probable que hayan corruptos en nuestro país, que es casi seguro que en este “selecto”
grupo (Los Corruptos) no solo hayan políticos, sino que también habrá
empresarios y hasta gente de a pie, que comulga, vive y apoya los actos de
corrupción a cambio de un empleo o de un favor en menor o mayor escala.
La
corrupción en nuestro país no se origina hace ocho años, ni hace doce, ni
siquiera hace cincuenta años, para tener una idea de por qué somos corruptos, vamos
a citar un ejemplo de la colonización española.
El
matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla fue a nivel político una
alianza estratégica que permitió la unión de ambos reinos, lo que conllevó a la
formación del Gran Imperio Español, pero
para lograr esto hubo que incurrir en un acto de corrupción (se falsificaron
actas), ya que los reyes eran primos y estaba prohibido la unión matrimonial de
personas con algún grado de consanguineidad. Esas prácticas fueron comunes de
generación en generación, y violar las leyes, falsificar documentos y mentir
era válido para obtener dinero y poder al precio que sea.
Los
colonizadores españoles de entonces que no eran precisamente nobles adinerados,
sino que eran hidalgos empobrecidos, ex presidiarios y algunos bachilleres que
vinieron con el solo interés de enriquecerse de forma fácil y rápida para
retornar a España con un estatus económico y social mejor. Muchos de ellos no volvieron,
entonces los colonos de manera silente renegaron de la corona bajo la consigna
“Dios está en el cielo, el rey está
lejos y yo mando aquí”.
Trasladándonos
a los tiempos en que vivimos, vemos que en sólo dos años en España hay más de
300 corruptos sometidos a la justicia, entre ellos políticos, banqueros y empresarios
del más alto nivel, esto ha tenido como consecuencia el descreimiento de la
sociedad en los partidos políticos tradicionales y el surgimiento de un
movimiento emanado desde el mismo corazón del pueblo.
Venezuela, el surgimiento años atrás de la Revolución Bolivariana, que caló
gracias al también hastío de la población por los actos de corrupción en
gobiernos anteriores es otro ejemplo. Lo mismo ocurre en Brasil debido a que se
tambalea el gobierno actual por actos de corrupción en Petrobras. Los
pronunciamientos de inconductas éticas que enfrenta el gobierno de Enrique Peña Nieto en México también se le suman
a esto, y así incontables hechos de la misma estirpe en toda Latinoamérica.
Ante ese
panorama, la sociedad dominicana jugará un papel cómplice a este flagelo,
sancionará los actos de corrupción comprobados o simplemente hará como diría Vincent de Gournay: dejar hacer, dejar pasar, el mundo va solo.
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