En sentido general el discurso
del presidente Danilo Medina fue emotivo y lleno de promesas por cumplir. El
texto reitera el enfoque social en educación que da prioridad a la gente por
encima de grandes obras de infraestructura, pero no rinde cuentas sobre el déficit
fiscal y la situación actual de las finanzas públicas en materia de
endeudamiento externo e interno.
Educación.
El programa “Quisqueya Aprende Contigo”
que busca alfabetizar a más de 850 mil dominicanos ha sido una iniciativa del
gobierno muy aplaudida, al igual que el cumplimiento del 4% del PIB para la educación.
Ahora bien, es importante subrayar que esto último se logró por la gran movilización
ciudadana por el cumplimiento de la Ley General de Educación.
El presidente al referirse de la tanda
extendida dice que ya han incorporado más de 33 mil estudiantes, y a esto hay
que sumarle la construcción de 10 mil aulas con cocinas y comedores que ya han
iniciado a edificarse mediante un sorteo público de las obras. Estos aspectos
positivos alientan el desarrollo del sector educativo.
La promesa de un Plan Nacional
para la cobertura y protección de la infancia de 0 a 5 años es un reto que
junto a otras iniciativas importantes demuestran que en el tema educativo el
presidente tiene voluntad política, sin embargo hay que señalar su silencio
respecto del aumento de los salarios a los profesores.
Barrick Gold.
La sorpresa y el golpe de efecto
fue abordar el tema Barrick Gold con palabras fuertes y valientes que tienen como
propósito obligar a la empresa minera a renegociar los términos fiscales del
contrato o de lo contrario será obligada a pagar nuevos impuestos mediante una
posible ley que establecerá un impuesto sobre los ingresos inesperados de las
empresas exportadoras de minerales, el cual gravará el excedente entre el valor
de las exportaciones de minerales a los precios en el momento en que se
realicen las mismas y el precio de referencia de cada mineral Este anuncio generó muchos aplausos, incluyendo loas de legisladores del PLD, PRD y PRSC que aprobaron el contrato de manera irresponsable y descarada.
Seguridad Ciudadana.
En este tema el presidente se quedó
corto. Se limitó a anunciar un Plan de Seguridad Ciudadana que será detallado en la segunda semana de
marzo y criticó el anterior plan por no obtener los resultados esperados.
Parece que pretende presentar este plan con bombos y platillos para ganar el
favor popular.
Economía.
Es muy temprano para evaluar la política
monetaria y financiera de su gestión. En
el discurso reiteró el crecimiento económico del PIB cercano a un 4% del
gobierno anterior y la baja tasa de inflación, pero todos sabemos que eso no se
traduce en desarrollo humano y mejora de la calidad de vida de la gente si no
hay políticas sociales concretas que fomenten distribución de las riquezas.
La primera señal de que nuestra economía no va bien fue la puesta en marcha de una Reforma Tributaria para cubrir deudas. El silencio del presidente respecto al endeudamiento externo con los bonos soberanos ya tomados, el descenso de los ingresos recibidos por las remesas, el poco crecimiento de los sectores productivos y el déficit interno en los ingresos públicos refleja que todavía faltan políticas económicas más contundentes que fomenten la creación de nuevos y mejores empleos.
Corrupción e impunidad.
Como era de esperarse el gran
ausente fue el tema de la transparencia. Se limitó a mencionar la corrupción en
el robo energía eléctrica,
haciendo caso omiso a las denuncias de corrupción del gobierno anterior. Con
esto el presidente demuestra complicidad
y poca voluntad política para enfrentar uno de los principales problemas de la Administración
Pública.
La sociedad dominicana todavía cree en la palabra del presidente como han señalado varios estudios. Hay algunos hechos que demuestran que tiene un estilo diferente, la comunicación política y el marketing han ayudado mucho a su imagen pero es pertinente recordarle que la luna de miel termina con el tiempo si no hay políticas públicas concretas que mejoren la economía personal de la gente.